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sábado, 14 de abril de 2018
La relación VIRGO-CAPRICORNIO
VIRGO
Tierra - Mutable - Negativo
Regido por Mercurio (también por el
planeta Vulcano)
Símbolo: ¡a Virgen
Fuerzas nocturnas ~ Femenino
CAPRICORNIO
Tierra - Cardinal - Negativo
Regido por Saturno
Símbolo: ¡a Cabra
Fuerzas nocturnas - Femenino
La relación VIRGO-CAPRICORNIO
— Cuidad mucho vuestro aspecto — ¡es advirtió Peter — . Las primeras impresiones son
tremendamente importantes.
Se alegró de que nadie le preguntara qué era eso de las primeras impresiones. Todos
estaban demasiado atareados cuidando mucho su aspecto.
Un fuerte vínculo que existe entre Vírgenes y Cabras consiste en que ambos tienen la misma necesidad de
pasar por personas formales, y en razón de ello hablan, se comportan y viven de la manera más formal
posible, para no despertar la desaprobación ni el escarnio de amigos, parientes y vecinos. Uno no se convierte
en el hazmerreír de los demás si puede evitarlo... y uno puede evitarlo si lo intenta. Para ser respetado hay que
ser respetable. Nada puede ser más claro ni preciso que esto.
Un segundo vínculo ñierte que existe entre estos dos signos de Tierra — cuyos cuatro pies simbólicos
están plantados en el suelo con tanta firmeza y espíritu práctico como pueden estarlo los pies sin llegar al
extremo de clavados — consiste en la actitud que comparten respecto del dinero. Este es algo que uno gana.
Es algo que uno ahorra. Es algo que uno gasta frugal y prudentemente. Es algo que uno jamás derrocha ni
despilfarra negligentemente.
Otro fuerte vínculo que los une consiste en lo que ambos piensan respecto del deber y la
responsabilidad. Los aman. Los adoran. El o la Virgen y la Cabra estarían igualmente perdidos y
desorientados sin ellos. Dadles una misión sagrada, un deber para ejecutar, una responsabilidad para
cumplir... y estarán en el séptimo cielo. He aquí un lugar interesante en el cual estar: el séptimo cielo (sobre
todo para Capricornio). Porque hace mucho tiempo que los místicos arguyen, y que los antiguos sugieren, que
Saturno, regente de Capricornio, es un planeta heptadimensional. (No importa qué es lo que veis con los ojos
en Saturno, ni tampoco lo que veis en la Luna y en Marte y así sucesivamente. Lo que veis con los ojos es
trivial. Hablamos de la función de los planetas.) Bueno, no puedo explicaros en detalle qué significa,
exactamente, el aserto de que Saturno es un planeta heptadimensional. Pero quizás en términos generales...
Veréis, aquí, en la Tierra, existimos, vivimos en un planeta tridimensional, que nos da a la gran mayoría de
nosotros, por lo menos, una conciencia tridimensional (de la verdad). La siguiente, o cuarta dimensión, es el
tiempo mismo. Muy einsteniano. Entra en los conceptos lineales y esas cosas. (Véase el capítulo Leo-
Acuario.) El nivel que sigue al cuarto es (lógicamente) el quinto. El nivel de conciencia de la quinta
dimensión tiene algo que ver con Vulcano, el verdadero regente de los Virgo, pero no puedo deciros
exactamente de qué se trata. Si pasamos a la sexta dimensión y a la siguiente, bueno... enfocadlo así: si no
sabemos ni remotamente con qué están asociadas la quinta y la sexta dimensión, en qué consisten, etcétera, no
es extraño que la séptima dimensión de Saturno nos deje totalmente desconcertados. Quiero decir, ¿cómo
podréis comprender la séptima si no sabéis un rábano de la quinta y la sexta? Esto es el más puro sentido
común, ¿no es cierto?
Y esto es algo más que comparten Virgo y Capricornio: el puro sentido común. Llevan la cabeza bien
puesta sobre los hombros. Pero estamos hablando de las dimensiones, lo cual es sensato y práctico, porque
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todos nos hallamos asociados con ellas, nos guste o no. ¿No es interesante que la palabra «dimensión»
contenga en su seno las palabras «die» y «dies», que en inglés significan «morir» y «muere»? Particularmente
interesante porque uno debe experimentar algún tipo de muerte para llegar a una dimensión superior. (Sin
embargo, no se trata, necesariamente, de la muerte del cuerpo carnal.) Ahora veis cuán apropiado resulta esto,
porque Saturno, el regente de Capricornio, es el planeta astrológicamente asociado a las cuestiones vinculadas
con la muerte. (Saturno y Plutón rigen, entre los dos, la muerte en todas sus diversas formas.)
Nuestra plática sobre las dimensiones no es una digresión. No para las Cabras y los o las Vírgenes, ambos
superconscientes de que es muy sano ejercitar de cuando en cuando los músculos mentales, para no hablar de
los tendones espirituales. Volvamos a las dimensiones, pues. Tomemos una sombra. ¿Qué es una sombra? Es
un objeto bidimensional, que tiene altura y anchura pero carece de profundidad, ¿correcto? Sí, correcto. Virgo
se limitó a hacer un ademán de asentimiento, y Virgo siempre sabe qué es lo correcto. Capricornio sigue
callado. Las Cabras nunca ofrecen una opinión ni endosan nada hasta haber tenido tiempo para practicar una
larga y minuciosa deliberación... en tanto que Mercurio, el regente adoptivo de los Virgo, los induce a hablar
un poco más deprisa (pero nunca descuidada ni impulsivamente).
Los Virgo y los capricornianos tienen algo en común con todos nosotros, porque aquí, en este planeta
tridimensional llamado Tierra, somos, todos nosotros, entes tridimensionales. Tenemos altura, anchura... y
profundidad. (La profundidad es el tercer requisito para la tercera dimensión.) Por supuesto, también los tiene
un edificio, así que aparentemente el hecho de ser tridimensional no implica una gran distinción. Igualmente,
la conciencia tridimensional es algo con lo que debemos cargar, así que continuemos. Nosotros (y la
Biblioteca Pública de Nueva York) somos objetos Tridimensionales, y cuando el Hermano Sol (una faceta
vital de esta meditación) brilla sobre nosotros, a través de nosotros, desde atrás de nosotros o lo que sea (la
terminología es relativamente poco importante), nosotros, objetos tridimensionales, podemos proyectar una
sombra bidimensional sobre la calzada o el suelo, ¿correcto? Virgo dice que sí. Es correcto. Capricornio sigue
callado.
Un objeto unidimensional es una línea fina que sólo tiene altura (longitud) y ninguna anchura, y
ciertamente ninguna profundidad. Tal vez nos resulte imposible imaginarlo, pero tened la certeza de que
existe. De lo que se trata es de lo siguiente: si nosotros somos objetos tridimensionales, que proyectamos
sombras bidimensionales (pero sólo con la ayuda del Hermano Sol o de uno de sus auxiliares más débiles: las
bombillas), entonces, ¡PENSAD! ¿No se infiere que nosotros mismos podríamos ser sólo sombras tridi-
mensionales, proyectadas por nuestras personalidades cuatridimensionales? Ahora tanto Virgo como
Capricornio se han quedado callados. Bueno, os lo diré, incluso sin buscar su aprobación. Claro que esto es lo
que somos. Esto es exactamente lo que somos: sombras tridimensionales que han sido proyectadas (mediante
la alquimia de una luz muchas veces más brillante e intensa que la del mismo Hermano Sol) por seres
cuatridimensionales llamados supra-consciente, personalidad superior, ángel superior de la propia personali-
dad, y así sucesivamente. Existen muchos nombres para los entes cuatridimensionales que nos proyectan a
nosotros como sus sombras. Capricornio piensa ahora en los edificios, y Virgo cavila acerca de la Biblioteca
Pública de Nueva York. No. Los edificios no tienen un supraconsciente. La diferencia entre las sombras
bidimensionales que proyectan ellos y las que proyectamos nosotros consiste en que sus sombras no pueden
moverse. Ni ellos ni nada superior que ellos tiene alguna opción al respecto. Ellos deberían alegrarse de que
por lo menos les permitamos proyectar una sombra estable, inmóvil, de que los autoricemos a ser
tridimensionales. Y se lo permitimos, porque nosotros creamos estos objetos inanimados a nuestra propia
imagen «en 3-D», como sabéis. Como las muñecas, los trenes de juguete y otros objetos parecidos. Para
nuestra propia diversión, para albergarnos y para otros fines triviales o serios.
¿Qué opción tienen nuestras sombras? No pueden moverse sin nuestra decisión. Las controlamos, tal
como nuestras personalidades superiores nos controlan a nosotros. La única forma de conquistar este tipo de
control sobre nosotros mismos (nuestros destinos) consiste en tomar contacto con el ser cuatridimensional que
ejerce el control, sintonizarnos con él, cooperar con él, y reclamar algún derecho de opción sobre nuestras
«personalidades sombra», o acaso debería decir sobre nosotros mismos, que no somos más que sombras.
Nuestras propias sombras son unas tontas, porque si no lo fueran podrían hacer lo mismo: pedirnos a nosotros
que les demos a ellas más derecho de opción sobre sus propias personalidades. El escritor James Barrie quiso
que el simbolismo de Peter Pan y su sombra fuera mucho más profundo que el que corresponde sencillamente
a un entretenido cuento infantil.
Por supuesto, ninguno de los entes multidimensionales tiene absolutamente ningún poder sin el Sol y sin
las luminarias aún más formidables y más lejanas. En su ausencia, todos los seres, cualquiera que sea su nivel
dimensional de conciencia, son marionetas impotentes. Incluso nosotros. ¡Alabado sea el Hermano Sol!
Asimismo, el poder de nuestras portentosas personalidades supraconscientes cuatridimensionales para
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«proyectar nuestras sombras» depende totalmente de una luz aún más rutilante que la de nuestro Sol. Los
prismas o cristales no crearían colores brillantes y movedizos sin la luz. En la oscuridad no hay arco iris. En la
oscuridad, los vitraux son lúgubres y carecen de vida. No hay reflejos. En efecto, sé bondadoso con tu
sombra. Ella te necesita. Tú eres su creador. Lo que tú haces y piensas, ella también lo hace y lo piensa.
Bueno, Virgo y Capricornio, ¿podéis probar que las sombras no piensan? Creedme, es posible que no prestéis
constantemente atención consciente a vuestra sombra, pero sin ella estaríais perdidos y a la deriva, sin la
responsabilidad de Saturno o Virgo. La echaríais de menos tremendamente. Porque vivir sin vuestra sombra
implicaría vivir en la oscuridad. Ahora entendéis por qué Peter Pan quedó tan alterado cuando perdió su
sombra. ¿Y no creéis que Wendy fue amable y bondadosa cuando se la cosió, cuando se la adosó para que
nunca la extraviara? Wendy era Cáncer, pero coserle la sombra a Peter, para que estuviera segura, fue una
idea tan práctica que obviamente debía tener un ascendente Virgo y la Luna en Capricornio.
En cuanto a tratar de imaginar qué aspecto tendría un ser penta o heptadimensional, creo que no os
equivocaríais mucho si imaginarais que el «ser» heptadimensional se parece mucho a Capricornio y se
comporta como éste. Severo, pero cariñoso. Sabio. Paciente y sosegado, estable, fiable y digno de confianza.
(Pero también algo más que un poco terco.) Como la mayoría de las otras Cabras. El «ser» o ente
pentadimensional se parece mucho a Virgo. Severo, pero cariñoso. Sabio. Paciente y sosegado, estable, fiable
y digno de confianza. (Pero también un poco crítico, malhumorado e inquieto.) Ahora ya sabéis a qué se
parecen los «ángeles» de la dimensión superior. A una Cabra y una Virgen. Por lo menos cuando os apeáis de
la escalera mecánica en los pisos quinto y séptimo. Es posible que no sepamos mucho más que cuando
empezamos, pero os advertí que no podría explicarlo todo detalladamente. Sólo en términos generales...
Los Virgo aborrecen vehementemente las generalidades. Son hombres y mujeres refinados, con una mente
alerta, una sensibilidad aguzada y un exquisito discernimiento. Analizan todos los sentimientos, y después
dicen que ellos no son en absoluto así. (Esto se explica porque analizan el análisis que vosotros les practicáis.)
Las Cabras no encuentran nada que objetar en la actitud de Virgo. Les parece sensatamente cauteloso que los
Virgo dediquen tiempo y esfuerzos a desmontar los relojes y los problemas y las personas para asegurarse de
que sus mecanismos se encuentran en buenas condiciones antes de «comprar» el reloj, resolver el problema o
decidirse a entablar amistad con la persona. Tanto Virgo como Capricornio tienen un cierto aire de dulzura y
afabilidad, un comportamiento tímido y reservado que parece hacerlos confluir silenciosamente. Habrá
momentos en que Capricornio pensará que Virgo se preocupa demasiado, y discute exageradamente las cosas.
Posiblemente habrá momentos en que Virgo pensará que Capricornio es demasiado terco e inflexible, y que se
niega a contemporizar o a someterse a la excitación del estímulo mental. Sin embargo, estos dos tienen
muchas más semejanzas que diferencias, muchos más elementos de compatibilidad que de desencuentro. Su
asociación está agraciada por la comprensiva configuración de signos solares 5-9, en razón de lo cual les
resulta más fácil entenderse y perdonarse sus respectivos errores.
Todo capricorniano proyecta una forma singular de displicencia. Cuando aparece un obstáculo, las
Cabras se limitan a sortearlo y siguen trepando sistemáticamente hasta la cúspide de su meta. Esto es lo que
hace que a veces las personas regidas por Saturno parezcan frías y desconsideradas: su carencia de respuesta
emocional visible frente a la tensión y el apremio. Opinan que los despliegues innecesarios de emoción son
ruinosos y extremadamente improductivos. La mayoría de los signos solares son incapaces de comprender
semejante actitud, y por eso la interpretan equivocadamente como una prueba de crueldad o, cuando menos,
de falta de calor humano. Sin embargo, un Virgo sabrá instintivamente que el capricorniano está en verdad
desolado detrás del telón de hierro de la compostura saturniana, y las Cabras quedan patéticamente
agradecidas por la compasión de la Virgen.
Asimismo, Capricornio comprende el dolor que experimenta Virgo cuando otros lo (o la) acusan de
ser crítico, remilgado y petulante. Nadie puede entender mejor que un hombre o una mujer de Saturno la
automortificación o el remordimiento de Virgo por haber descuidado el deber y la responsabilidad.
Capricornio intuye los dulces sueños y. anhelos encerrados dentro de Virgo, que tanto necesitan desahogarse
y que sin embargo son retenidos implacablemente bajo un manto superficial de circunspección y timidez. Las
Cabras lo saben. Porque son muy parecidas. Ellas también alimentan deseos difíciles de expresar. Capricornio
sabe que Virgo no dice la verdad cuando afirma que prefiere estar solo (o sola). Este no es más que un recurso
fácil para ocultar tu soledad de aquellos que se limitarían a escarnecerte si supieran cuán vulnerable eres, cuán
vacío te sientes a veces. Sí, Capricornio sabe muy bien que Virgo necesita simular que es más autónomo de lo
que en realidad es, y se da cuenta que ésta es una manera de protegerse contra el dolor. Tanto Capricornio
como Virgo se toman la vida en serio. Ambos son formales y sinceros, leales y fiables. Y ambos conocen la
frustración de ser los guardianes, a menudo subestimados, del sentido común y el espíritu práctico entre
aquellos que encuentran aburrida «la rutina» y que son capaces de acomodarse a los procesos vitales con una
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displicencia y una despreocupación que no están al alcance de los capricornianos .los Virgo.
Sí, la quinta y la séptima dimensión de conciencia tienen mucho en común. Para empezar, el 5 y el 7 son
números «impares», y no «pares». Hay un aislamiento implícito en el hecho de ser «impar», en tanto que las
personas «pares» son más adaptables. Los y las Vírgenes y Cabras se sienten regocijados cuando están juntos,
porque conocen sus respectivos secretos. Se confían sus intimidades el uno al otro, y esto les permite reír y
llorar juntos y compartir el tipo de excitación, de ensueños y de experiencias fecundas que sólo pueden
disfrutar cabalmente los signos de Tierra. En el seno de la Tierra yacen vetas de oro puro, a la espera de que
las descubran, así como en el seno de los mansos corazones de Virgo y Capricornio yacen vetas de sabiduría
de oro puro, mucho más bellas que cualquier mineral jamás exhumado, vetas reservadas para quienes son
pacientes y saben dónde buscar.
Mujer VIRGO Hombre CAPRICORNIO
— ; Válgame Dios! Por cierto que a veces pienso que las solteronas son dignas de envidia. —
Cuando lanzó esta exclamación, sus facciones se iluminaron.
Recordáis su loba domesticada. Bueno, no tardó en descubrir que ella habla llegado a la isla,
y la encontró, y se arrojaron la una en brazos de la otra.
Como siempre ocurre en la astro logia, existe una razón por la cual el símbolo de los Virgo es la Virgen. De
ambos sexos. Para ser sinceros, casi todos los Virgo preferirían vivir eternamente solos. (No necesariamente
como vírgenes literales, por supuesto, pero sí solteros.) A la mujer Virgo pocas veces le entusiasma la idea de
tratar de acomodar su estilo de vida a los hábitos de otra persona (sobre todo si esta persona tiene hábitos
desordenados). En realidad esto le plantea un tremendo dilema, porque puede enamorarse tan profunda y
vehementemente como cualquier otra mujer. Y una vez que se ha enamorado, la torturan sentimientos
antagónicos.
Se da cuenta de que estaría mucho más cómoda en una relación reconocida y respetada por la ley y la
sociedad. A saber, el matrimonio legal. En segundo término, cuando ama realmente a un hombre, siente que
tiene el deber de casarse con él, de darle hijos, de zurcirle los calcetines, de rallarle el apio y las zanahorias,
de evitar que las camisas lo humillen (y la humillen a ella) con un cerco alrededor del cuello, de ayudarlo a
confeccionar su declaración fiscal y a soportar todas las cargas humanas necesarias. Sus hermosos ojos claros
se empañan, y la preocupación traza arrugas sobre su frente pura. Cuanto más analiza el caso, más ofuscada
está. Aforñinadamente, se trata de un signo de Tierra, y no de un signo de Aire como Libra. Si una dama
Libra tuviera el problema de la Virgen, perdería verdaderamente la chaveta como consecuencia de sus
esfuerzos por tomar una decisión. Virgo conservará el aplomo mientras analiza todos los detalles del dilema
matrimonial y enfocará el panorama de conjunto con un talante razonablemente sereno. Pero es posible que se
muerda mucho las uñas, y esas arrugas de preocupación reflejarán su turbación interior. Sobre todo, retendrá
el problema en su filero íntimo, lo discutirá consigo misma, como Narciso, mientras aún esté insegura.
El lado positivo del conflicto que se le plantea en torno de si debe casarse o no lo hemos enunciado un
párrafo más arriba: todas las razones por las cuales siente que debería capitular y renunciar a su soltería. El
lado negativo reside en el significado del matrimonio, o en lo que éste significará probablemente para ella, en
su condición de Virgo. Significará que debe acomodar su vida a los caprichos de otro individuo, que debe
adaptarse a estar permanentemente alerta, durante las veinticuatro horas del día, para cocinar, zurcir, hablar de
trivialidades, hacer el amor, engendrar hijos, criar hijos, barrer, cepillar, limpiar... a lo cual se suman la
colada, las cuentas, la necesidad de transigir respecto de las actividades sociales y de otro centenar de áreas en
las que es posible que sus preferencias choquen con las de su marido. (Virgo odia los choques. Éstos la ponen
nerviosa.)
No obstante su reputación de ser pulcras, aseadas y ordenadas, no todas las mujeres Virgo del mundo son
amas de casa natas. En verdad, muy pocas de ellas lo son. (Un poco más adelante discutiremos por qué.) Por
consiguiente, el riesgo de convertirse en una esclava de la rutina doméstica ocupa un lugar prioritario en la
lista de las razones por las que preferiría no casarse... y es por ello por lo que muchas chicas Virgo deciden, en
la flor de la juventud, que la institución del matrimonio está reservada para los débiles mentales. Pero también
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debe pensar en sus amigos, parientes y vecinos. ¿Qué opinarán ellos de su decisión de permanecer soltera? ¿Y
qué decir de su responsabilidad respecto del hombre al que ama? ¿Cómo podrá apañarse éste si no la tiene a
su lado por la noche y por la mañana, en el caso de que necesite algo y ella esté en el otro extremo de la
ciudad'? Si no se casaran legalmente, pero se limitaran a encontrar un apartamento apropiado a mitad de
camino entre el empleo de ella y el de él, y vivieran juntos, ¿no se vería ella obligada a realizar igualmente
todas esas faenas conyugales en beneficio de él (convirtiéndose en una esclava de la rutina doméstica) aunque
no fuesen realmente marido y mujer? Puedo contestar esta pregunta en lugar de ella, sin dedicar mucho
tiempo a analizarla. Sí, esto es lo que ocurriría.
De modo que la Virgen debe optar entre seguir siendo virgen... o convertirse en esposa. Éstas son las dos
únicas soluciones sensatas para una dama con un sentido tan acendrado del deber para con su amante, que el
solo hecho de verlo más o menos a días alternos no basta para eliminar su preocupación corrosiva de que él
pueda necesitarla de alguna manera durante las horas que pasan separados. Si aún no habéis comprendido que
a la mayoría de las mujeres Virgo las regocija interiormente el hecho de saberse necesitadas (por mucho que
se quejen de ello), ya podéis daros por enterados de que es así.
Si el hombre que ama resulta ser un capricorniano, su dilema implica un derroche de horas útiles que podría
haber empleado lucrativamente de otra manera. Si está implicada en un amorío serio con una Cabra, puede
olvidarse de los análisis. No siempre, pero por lo menos ocho veces sobre diez, el capricorniano que ama
realmente a una mujer la convertirá en su honesta y respetable esposa... o de lo contrario la dejará y se
transformará en un amargado y rumiará su pérdida durante años, antes que consentir, durante el lapso que sea,
en una relación que no cuente con la ratificación legal, social o religiosa, o que entre en conflicto con las
costumbres consagradas... y menos aún en una relación que pueda disgustar a su sacrosanta familia. La
revolución sexual ha cambiado muchas tradiciones, pautas y conceptos antiguos, pero aún no ha hecho mella
en la personalidad básica, propia del signo de Sol, de las Cabras. Tampoco es probable que la haga en el
futuro próximo. Se necesitarán varias generaciones para convencer al capricorniano de que vivir en pecado no
es vivir en pecado, ni siquiera cuando él vive renuentemente en esa condición. Además, este hombre casi
siempre querrá formar una familia, y no accederá a criar hijos e hijas ilegítimos, despojados del gran
privilegio de ostentar su apellido. Esto es impensable. Es sacrilego. Peor aún, sería humillante.
A la mujer Virgo también le resultará difícil eludir el matrimonio con su Cabra porque a los dos los guía
emocionalmente, en su relación amorosa, la configuración de signos solares 5-9, o sea la vibración más
esencialmente compatible que los planetas juzgan apropiado conceder a los mortales. Nañiralmente, ésta no es
una garantía absoluta de felicidad. Incluso las personas del grupo 5-9 deben poner un esfuerzo de su parte, y
siempre existen unas pocas parejas 5-9 cuyas luminarias tienen un aspecto adverso en sus cartas natales. De
todos modos serán inusitadamente comprensivas en su relación recíproca, pero tal vez les resulte difícil
transigir en sus desacuerdos. Sin embargo, es beneficioso contar con esta influencia como base para el amor,
y ya sea que los amantes 5-9 intercambien un aspecto natal Sol-Luna positivo, o negativo (además de sus
soles en trígono), siempre serán más desdichados cuando estén lejos el uno del otro que la mayoría de los
otros hombres y mujeres que se separan por una razón u otra.
De modo que en realidad no servirá de mucho que ella intérprete una danza de incertidumbre con este
hombre. Cuando la Virgen y la Cabra se encuentran, experimentan un tironeo kármico que viene desde hace
mucho tiempo y desde muy lejos, mezclado con una empatia y comprensión casi instantáneas por sus
respectivos puntos de vista. Sus auras se mezclan, se acomodan armoniosamente... y después de eso es tan
difícil y delicado desenredarlas como lo es desenredar las bolas de pelo de un gatito persa. (La mayoría de los
Virgo tienen un gato o dos. Los Virgo tienen una obsesión con los gatos. Los veneran o no soportan estar en
la misma habitación, o incluso en el mismo barrio, con algo de naturaleza felina. Pero nunca son
sencillamente neutrales respecto de los gatitos.)
Estos dos se comunican estupendamente, ya sea que estén bailando (cosa que no hacen a menudo, y menos
aún cuando al día siguiente tienen que concurrir muy temprano al trabajo o a la escuela), o que se limiten a
conversar y relajarse, o que trabajen en un proyecto conjunto... o que estén haciendo el amor, actividad ésta de
la que ambos disfrutarán inmensamente. A ninguno de los dos le resultará fácil comportarse con naturalidad
respecto del sexo. Secretamente, ambos siempre han temido tener alguna carencia en este contexto. Pero
cuando la chica Virgo se derrite acurrucada en los brazos seguros del hombre capricorniano que ama, parece
perder toda su frialdad, su indiferencia y sus inhibiciones. Lo mismo vale para él, cuando esta mujer se reclina
confiadamente contra su hombro en la oscuridad, y después se sigue acercando poco a poco. Su necesidad
crece lentamente, hasta que se torna profunda y arrolladora. Cuando dos signos de Tierra expresan
físicamente su deseo mutuo, sus sentimientos pueden ser muy poderosos... en una palabra: sísmicos. Las
chicas que él conoció en otra época y que quizá creyó amar... los hombres que ella conoció en otra época sin
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saber muy bien si los amaba... se quedarían atónitos. Hasta que descubrieron una emoción en cuya
reciprocidad cabal podían confiar, posiblemente la chica Virgo y el hombre capricorniano fueron acusados
más de una vez, por los demás, de ser fríos e insensibles al romance. Por esto su unión sexual es a menudo un
interludio cálidamente íntimo entre sus otros niveles de contacto. Quizá sea la primera vez en su vida que se
sienten libres para exhibir su auténtica personalidad, sin ocultar nada, amando con una naturalidad y un
sentimiento de integridad humana que siempre anhelaron conocer y compartir, pero que nunca pudieron
terminar de alcanzar con ningún otro... hasta que se encontraron recíprocamente y pudieron experimentar un
inesperado terremoto de pasión.
En un párrafo anterior de esta sección prometí explicaros por qué las labores y faenas domésticas no
entusiasman a muchas mujeres Virgo. Por supuesto, a algunas sí las entusiasman, y en estos casos disfrutan
inmensamente de ellas... pero es sorprendente el porcentaje de Vírgenes que no experimentan esta
satisfacción. La persona que detesta vivir en medio del desorden no es necesariamente una persona a la que le
encanta mantener las cosas en orden. Descontadas las Virgo que tienen hogares impecables, a las otras las
pone nerviosas la imagen del desbarajuste continuo de la existencia cotidiana. Haces una cama, lavas un plato,
friegas el suelo, lavas una bolsa de ropa mugrienta, y casi antes de que hayas terminado, la cama está
nuevamente deshecha, los platos están nuevamente sucios, unas botas enlodadas han dejado sus huellas en el
suelo, y las ropas limpias se ensucian apenas las usas. Esto es desalentador y te obliga a vivir analizando la
forma de lidiar más eficientemente con todas estas faenas, lo cual fatiga la mente y te deja exhausta e
incapacitada para realizar tu trabajo (generando un círculo vicioso); aparte de lo cual no existe un sistema para
solucionar el problema de las camas que sencillamente se resisten a permanecer hechas, de los platos que se
niegan obstinadamente a continuar impecables, de los suelos que necesitan perversamente un barrido y un
fregado pocas horas después de que los has dejado recién encerados y relucientes... y de las ropas limpias que
insisten en reclamar que las laves y las blanquees y las seques repetidamente. Verás, la razón por la cual
tantas mujeres Virgo pulcras y aseadas sienten, paradójicamente, un odio casi neurótico contra las faenas
domésticas consiste en que todas ellas son perfeccionistas, y para un perfeccionista no hay nada tan
desalentador como algo que ha conseguido poner en orden y dejar bello y pulcro, y que sencillamente se niega
a mantenerse así, por mudo esfuerzo que se invierta. Porque esto le crea a la Virgo una preocupación capaz de
producir úlceras, a saber, simplemente: ¿es sensato o práctico derrochar tanto tiempo valioso en volver sobre
los propios pasos? Cuando finalmente resuelven que no es ni lo uno ni lo otro, las Vírgenes dejan a menudo
los platos apilados en el fregadero, las camas deshechas, la ropa sin lavar, el suelo surcado de huellas... y
corren desesperadamente en busca de algún tipo de trabajo donde su talento para poner orden en el caos y la
confusión valga algo. Infortunadamente, esto no siempre da resultado, porque entonces la Virgo empieza a
padecer toda clase de dolencias físicas y emocionales, en razón de que experimenta un sentimiento de culpa
inconsciente por haber descuidado su «deber». Estas chicas necesitan mucha compasión.
Aunque las Cabras no son excesivamente sensibles, el vínculo 5-9 que los une permitirá que el hombre
Cabra mitigue los tormentos y traumas infantiles de su mujer Virgo con una consideración más genuina que la
habitual en él. El sabe lo que es sufrir los tormentos de culpa y frustración que acompañan a la presunción
exagerada de haber descuidado la propia responsabilidad. En verdad, los accesos de depresión que afligen
periódicamente al afable y formal capricorniano emanan a menudo de los mismos ramalazos de autocrítica y
automortificación que aquejan a su dama Virgo. El tiende a castigarse a sí mismo con tanta severidad como
ella, oculta su dolor como ella, y controla sus emociones como ella. Pocas veces deja que estas emociones se
desahoguen encauzándose hacia la libertad de la expresión natural.
En cuanto a esas áreas dispersas de tensión que afloran entre los dos, digamos que podrían manifestarse si
ella critica exageradamente, de alguna manera, a la familia de él, o si se excede una pizca en sus reprensiones.
Todas las Cabras tienden a rebelarse y a embestir con sus tercos cuernos cuando las reprenden o las empujan.
La negativa de él a pasar suficiente tiempo conversando con la mujer Virgo acerca de los centenares de cosas
que ésta lee y oye, y que estimulan su mente activa, alerta, podría provocar algunas reyertas. A ella le gusta
estar siempre analizando algo verbalmente o haciéndolo físicamente. El ocio la aburre y la inquieta, en tanto
que el metabolismo y la conducta cotidiana de él están sintonizados en un ritmo mucho más parsimonioso,
distendido. A esto se suma el egoísmo autoprotector de Saturno, la actitud de Capricornio que se resume en la
frase «primero yo», actitud ésta de la cual él pocas veces tiene conciencia. Si él se aprovechara indebidamente
de la generosa necesidad instintiva de servir que alimenta ella, su relación podría desequilibrarse, y ella podría
guardarle un rencor secreto durante mucho tiempo, antes de manifestarlo en un altercado de consideración.
Es posible que entonces ella decida que había tenido razón inicialmente al pensar que la única forma de
vivir sensata y pacífica era la de las personas solas, y que meta en una maleta sus vitaminas, su diccionario, su
calculadora de bolsillo, su cepillo de dientes y sus otros artículos personales... y lo deje plantado. También es
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posible que la separación no dure mucho. Al cabo de más o menos un mes, cuando ella ya esté instalada en su
apartamento de soltera, disfrutando nuevamente de la existencia solitaria, una noche se sorprenderá al
descubrir sus propias lágrimas, en medio del silencio que había creído que sería apacible pero que en cambio
sólo contiene, al fin y al cabo, el tremendo dolor del vacío. Entonces comprenderá que añora los momentos en
que estaba acurrucada en sus brazos... sus suaves ojos chispeantes de Cabra y su tímido humor... e incluso su
hosquedad circunstancial, sus enfurruñamientos y sus accesos desconsiderados de egoísmo que ocultaban un
corazón bondadoso, cariñoso y leal. Tan bondadoso, cariñoso y leal como el de ella.
¿Ése es el repicar del timbre? Sí, lo es. ¡Qué sorpresa! Es él. Ha encontrado una excusa perfecta para
visitarla y preguntarle cómo se las apaña sin él. Cuando se fue, se llevó por error el cepillo de dientes de él Le
devuelve el de ella, para que puedan intercambiarlos. Ella lo mira atónita, por un instante, y después exclama:
«¡Pero si no me di cuenta, y ya hace casi un mes que uso tu cepillo!» Él le contestará que tampoco lo notó
enseguida, y que él ha estado usando el de ella. Entonces se arrojarán el uno en brazos del otro, porque
comprenderán que ya de nada vale seguir riñendo. Se aman. ¿Cómo podrían haber usado cada uno el cepillo
de dientes del otro, si no se amaran? No podrían haberlo hecho. Para Virgo y Capricornio éste es el colmo de
la intimidad, la prueba definitiva de la fusión predestinada. De lo contrario, obviamente, ambos se habrían
convertido en estatuas de piedra como castigo por semejante trasgresión indecorosa a las normas de la
costumbre. ¡Inesperadamente los dos se sienten libres como pájaros! Él la lleva en auto de vuelta a casa, ese
lugar tan dulcemente conocido, pero como aún se sienten libres, en lugar de entrar corren una carrera hasta el
patio del fondo. Él se quita su corbata formal y la arroja sobre los brazos estirados del árbol más próximo...
ella se quita sus remilgadas sandalias de Virgo... y bailan descalzos a la luz de la Luna, bajo las asombradas
estrellas, con un delicioso cosquilleo de hierba en los dedos de los pies, embriagados por la espesa fragancia
de las madreselvas. Finalmente, caen al pie del árbol, riendo y llorando al mismo tiempo... y de pronto, sin
una advertencia previa, se hace el silencio entre los dos. Sólo se oye el chirrido de los grillos. Ambos saben lo
que significa el silencio. A veces, la necesidad no espera. Al fin y al cabo, ése es su patio, está circundado por
un alto muro, un empinado abeto y setos, y los vecinos duermen...
Ya es hora de que rompan las cadenas de la restricción, de que aprendan que el amor no se dejará
aprisionar por reglas ajenas. Desde un lugar remoto, el verdadero planeta regente de Virgo, Vulcano, hace
retumbar un trueno de aprobación... mientras que en el cielo Saturno llora con una extraña y desusada alegría.
Al cabo de un rato empieza a caer una lluvia mansa, constante. Ni siquiera la notan. Seguramente su mejor
corbata se estropeará. ¿Pero a quién le importa? Su Virgen le tejerá otra nueva, ahora que está de vuelta en
casa, donde debe estar.
Esa noche, por supuesto, hubo un terremoto... pero no de los que se pueden medir en la escala de Richter.
123
Hombre VIRGO Mujer CAPRICORNIO
Pero sencillamente debes caer bien, y Peter te mide para tu árbol tan cuidadosamente como para un
traje. La única diferencia consiste en que la ropa la confeccionan para que te caiga bien a ti, en
tanto que a ti te confeccionan para que le caigas bien al árbol. Generalmente, esto es muy fácil de
lograr, por ejemplo mediante el uso de demasiadas prendas, o de muy pocas. Pero si tienes
protuberancias donde no debes, o si el único árbol disponible tiene una forma rara, Peter te
introduce algunas modificaciones, y entonces caes bien. Una vez que caes bien, hay que tomar
muchas precauciones para que sigas cayendo bien, y esto, como habría de descubrir Wendy para su
mayor deleite, mantiene a toda una familia en perfecto estado.
Puesto que lasCabra prefieren encararse con la verdad sin flaquezas, a la mujer capricorniana que cree que
podrá trocar al hombre Virgo amado en lo que ella considera la imagen correcta de un amante, esposo, padre
y respetable proveedor de fondos, le advierto aquí mismo, desde el punto de vista astrológico, que no será un
juego de niños alcanzar esa meta.
Aunque el planeta regente de ella, Saturno, sea tenaz y paciente e inflexible, el verdadero planeta
regente de Virgo, el tonante Vulcano, también tendrá que decir algo muy categórico al respecto. Como
Vulcano aún no ha sido descubierto e identificado (aunque el hecho es inminente: véase el capítulo Virgo-
Virgo), el hombre Virgen aún continúa sometido a la influencia parcial de su regente adoptivo, Mercurio. Esto
le confiere por añadidura, además de las lejanas pero obstinadas vibraciones de resistencia de Vulcano, el
intelecto vivo y la ágil perspicacia de Mercurio, junto con la técnica de Mercurio para evadirse rápidamente,
con pies alados, de las situaciones incómodas. Por consiguiente, a la larga, existe más o menos el mismo
porcentaje de probabilidades de que él termine por ser quien la acomoda a ella a su criterio sobre la forma en
que se deben medir las cosas, y no a la inversa. Y es posible que, por lo menos al principio, su criterio no
incluya el matrimonio. Lo que lo ofusca no es sólo la idea de un compromiso de larga duración, sino la
restricción de su libertad, la necesidad de acoplar sus hábitos personales a los hábitos personales extraños y
desconocidos de otro ser, la falta de... bueno, la falta de intimidad que trae aparejado el matrimonio. ¿Y si ella
resultara ser una de esas personas que llenan el botiquín del cuarto de baño con todos sus aderezos de belleza
femenina, sus cosméticos y cosas parecidas, sin dejarle espacio a él para su leche de magnesia, sus múltiples
antiácidos, su polen de abeja, sus vitaminas, sus apósitos, su yodo, sus vendas, su Alka Seltzer, sus
analgésicos, sus alicates para las uñas de los pies y su dentífrico? No, no es una de esas personas. Pocas,
poquísimas chicas Cabra son adictas a los afeites y los productos de belleza. Saturno dotó a la mayoría de
ellas con un cutis impecable que sólo mejora con el transcurso de los años. Como todas las capricornianas
parecen más jóvenes a medida que envejecen, no necesitan de esos artificios. Las aburren y además son
costosos. La Cabra no alimenta la intención de financiar a Revlon, para que esta firma pueda comprar espa-
cios publicitarios que la fastidian con interrupciones mientras mira la televisión.
Bueno, está bien, pero podría tener más o menos otra docena de hábitos capaces de ofuscarlo. Por
ejemplo, a él le gusta que le sirvan sus huevos escalfados de determinada manera, y tardó años en adiestrar a
determinado camarero de su restaurante favorito para que se los prepare en la forma correcta... ¿Cuánto
tardará en adiestrarla a ella? Incluso podría ser una de esas mujeres que hablan incesantemente por teléfono, o
peor aún, en la cama, costumbre que volverá a producirle jaquecas, o un nuevo ataque de transtornos
intestinales. Él acaba de pagarle dos meses de su sueldo a un homeópata para que lo libre del asma y de la
alergia a los jabones perfumados, de las jaquecas y de los transtornos intestinales (en realidad, un fuerte
estreñimiento) y no está dispuesto a volver a pasar por ese suplicio, si puede evitarlo. Probablemente sus
preocupaciones son injustificadas. Puesto que se trata de una capricorniana, no sería extraño que sepa preparar
huevos escalfados, y ciertamente no es propensa a comportarse como una máquina parlante en el teléfono, en
la cama... ni en ninguna otra parte.
Si él la ama realmente, deberá hacer un balance, controlarse, y comprender las ansiedades que genera en
esta afable dama que es realmente una dama — tan competente, leal y atractiva — al encapricharse en no
formalizar y legalizar su amor. Ella no nació para vivir un amorío interminable. El hecho de trasgredir las
convenciones la hace sentir vagamente incómoda, no puede soportar la desaprobación de su familia... y tiene
ambiciones definidas para el futuro. A su juicio, la vida y el amor deben tener una finalidad clara, una
orientación y una meta concretas. Además, probablemente querrá ser madre algún día. No llenar la casa de
crios, eso no. Pero quizás uno. O posiblemente dos. Y le gustaría que tengan otro apellido, además del de ella.
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Harán falta más que unas pocas generaciones para que los cambios de la era de Acuario extirpen de los
cromosomas de la chica Cabra su veneración innata por el círculo familiar, su arraigada convicción de que
debe ser protegido como baluarte de la civilización misma. Tiene razón, desde luego. Los capricornianos
generalmente la tienen. Saturno, su regente, simboliza la sabiduría adquirida mediante la experiencia, la fe en
lo antiguo y fiable sobre lo nuevo y dudoso que aún no ha sido puesto a prueba. Al final, siempre se
demuestra que el juicio de Saturno es el conecto. A veces se necesitan muchos años, incluso siglos, de
paciencia, pero el mismo Saturno nunca se equivoca. Por eso a veces los capricornianos están tan deprimidos.
Esto se les contagia de Saturno, como una enfermedad. Claro que te sientes solo y deprimido cuando sabes
tanto y debes esperar tanto tiempo para compartir tu sabiduría, mientras en el ínterin todos te detestan, te
llaman presumido y remilgado. O, peor aún, se burlan de ti porque no comprenden que el Padre Cronos
justificará tu sabiduría. Esto deprimiría a cualquiera. Deprimió al Viejo Saturno (el Maestro del Karma
planetario) durante tantos eones, que no es raro que quienes nacen bajo su influencia caigan periódicamente
en una glacial melancolía, y se queden sentados, cavilando, sin ninguna razón visible. Pero existe una razón
para los accesos de laconismo de esta mujer, y ahora ya sabéis cuál es... aunque es posible que ella no lo sepa.
La capricorniana sólo sabe que a veces experimenta una congoja y una sensación de soledad inexplicables, un
sentimiento de que todo es inútil... y mientras se encuentra en este estado ni siquiera la mejor noticia del
mundo podría arrancarle una sonrisa de alegría. No, hasta que haya cambiado de talante. El hombre Virgo que
la ama no le prestará un gran servicio si empeora los períodos de desconsuelo de la chica Cabra sumándoles la
preocupación por lo que dirá la gente si no planean casarse. De cuando en cuando será la capricorniana la que
eludirá el altar, porque éste podría convertirse en una circunspección displicente. Pero la separación los
conmueve hasta las raíces, cualquiera que sea el medio que emplean para escapar de la desolación. Por
supuesto, las heridas pueden cicatrizar finalmente, pero esto lleva mucho, mucho tiempo. (Barbra Streisand es
un Tauro de signo de Tierra, su ex marido Elliot Gould es un Virgo.) Puesto que la separación es tan dolorosa
para los amantes del elemento Tierra guiados por la vibración 5-9, vale la pena que hagan grandes esfuerzos
para transigir en sus desavenencias. Con las excepciones siempre presentes que confirman la regla, cuando
Virgo y Capricornio (o cualesquiera otras parejas de signo de Tierra) ponen fin a su relación, esto raramente
se explica por la muerte de su amor... o por la intromisión de una tercera persona. Es casi siempre la
ambición, la carrera o la meta de uno, lo que deja al otro rezagado. Generalmente ésta es la semilla del
problema, aunque la oculten o le pongan otros rótulos.
Tanto el hombre Virgo como su chica Cabra son tercos. Cuando se sienten agraviados ambos utilizan
la frialdad como arma... para devolver el agravio. Ambos son reservados, y para el uno y el otro... el amor es
algo muy íntimo. Pero ninguno de los dos dejará al otro en la estacada, si puede evitarlo. Son leales. Y la
lealtad es el cimiento más sólido sobre el que se puede edificar un amor perdurable. Aunque parezca que el
amor ha sido destruido, siempre se puede reconstruir sobre la base firme de una lealtad inconmovible que no
se resquebrajó en los días de frío glacial, que soportó el fuego de la cólera y el embate de todo tipo de
emociones pasajeras. Cuando Capricornio y Virgo tienen una desavenencia, pueden fingir que la canción ha
terminado. Pero no es así. Ese sólo ñie el primer verso. Hay estribillos que aún no entonaron.
Una noche se encontrarán en una fiesta, donde cada uno aborrecerá interiormente a las multitudes y
deseará estar en otra parte... en cualquier lugar menos en medio del bullicioso tumulto de personas que
intercambian palabras huecas. Entonces ala comprenderá que el único remanso dentro de esa habitación está
en los ojos de él, que la contemplan dulcemente, pero a la expectativa. Él comprenderá que el único sosiego y
la única paz dentro de esa habitación están en la sonrisa vacilante de ella. Observa que ella parece aún más
joven ahora que hace años, cuando se conocieron. (Por supuesto, los capricornianos rejuvenecen a medida que
pasan los años, favorecidos por el don de Saturno de la inversión cronológica, ganado con tantas penurias.)
Ella observa que él es evidentemente más inteligente, reflexivo y completo, cuando se lo compara con todos
los otros hombres que exhiben su sofisticación rebuscada, su comportamiento agresivo, sus chistes gastados,
sus actitudes decadentes. El humor tímido de él es mucho más sensible.
Al cabo de un rato, el hombre Virgo se acercará a su chica Cabra... lentamente, pero con mucho,
mucho aplomo, y volverá a decirle «hola». Ella intentará contestarle con un saludo circunspecto, altanero...
pero inesperadamente las palabras se le atascarán en la garganta, y se limitará a sonreírle, en silencio. No
importa. Porque eso sigue allí. El estremecimiento que los une. El saber. La intimidad. Es hora de iniciar el
segundo estribillo de su canción, con la vieja melodía conocida, pero con nueva letra.
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