jueves, 15 de marzo de 2018

El jefe Libra

El jefe Libra -No importa, claro, quise decir -dijo apresuradamente el Rey, y siguió diciendo para si en voz baja: ...importa ... no importa... importa... no importa... -como si probara que palabra le sonaba mejor. Si mi lector es hombre, es probable que piense que su jefe Libra es un tipo muy normal, honrado a carta cabal e invariablemente justo. Si es mujer, probablemente estará un poquito enamorada de él, aunque tal vez no se de cuenta. Las vibraciones de Venus son poderosas. El ejecutivo Libra es normalmente la mitad de una sociedad, ya que su deseo inconsciente es siempre reunir dos cosas o dos personas. Emocionalmente, su impulso se consuma por la vía del matrimonio cuando es aun muy joven, o de una relación amorosa sorprendentemente precoz. En el mundo comercial, satisface su función equilibradora combinando su encanto y su intelecto con la personalidad de un socio que le complemente y que aporte los talentos y capacidades que le faltan (que no serán muchos). Es posible que no le veas sentado tras su escritorio tan frecuentemente como a otros jefes. Es porque le gusta ser espectador, y no porque le resulte cómodo, al contrario. Mira su expresión de desdicha mientras se pasea de un lado a otro. Es toda una lucha, tomar dos ideas opuestas e ir comparándolas, como una lanzadera. Cuando haya llegado a una decisión imparcial y justa volverá a su escritorio y se pondrá a girar alegremente en su sillón reclinable. Pero mientras está en la duda puede ser bastante intratable. Un jefe Libra es sumamente inquieto y lleno de actividad externa, aunque parezca andar despacio, una contradicción que no mucha gente puede resolver. Mirarle es como mirar a un malabarista experto. Con toda esa incesante actividad, uno esperaría verle perder la serenidad y hacer en cualquier momento un gesto de nerviosismo, como esperaría ver que al malabarista se le cae alguna de las bolas con que actúa. Pues no. Nacido con una afinidad natural con el elemento aire, Libra se entrega a una actividad que puede llegar a ser frenética con una gracia y una facilidad tales que casi parecería estar inmóvil. Es como una película en cámara lenta. La actividad nunca se detiene, pero el proyecto funciona con una velocidad especial. Pese a su modo de ser frecuentemente tímido y suave, este hombre no es una isla. Tiene siempre necesidad de expresarse de algún modo, de comunicarse con los demás. Aunque el vehículo de la mayor parte de su comunicación es la palabra, también puede expresar volúmenes enteros con su sonrisa. Sin duda alguna es inteligente, pero si cuando nació, Mercurio estaba afectado por aspectos adversos, es posible que todavía esté tratando de convencerse de lo que es. Muchos jefes Libra son persuasivos en el discurso, y discutidores capaces de influir sin esfuerzo sobre el ánimo de un grupo de gente. Hasta los de disposición tímida, que rara vez tratan de llamar la atención, son capaces de discutir de manera lógica y convincente, por mas que estos, probablemente, tendrán todo pensado de antemano antes de hablar. Por eso estos hombres pasan tanto tiempo callados: están pensando lo que quieren decir. Por lo general, es mas seguro tomarle la palabra cuando sale de uno de sus periodos de silencio, porque es menos probable que cambie de opinión. Si se le presiona para que tome decisiones, después volverá a pensarlo, se dará cuenta de que lo hizo sin meditarlo suficientemente y dará un giro de ciento ochenta grados. Es posible que con frecuencia te pida tu opinión, pero antes de llegar a la conclusión de que te considera una mentalidad brillante, recuerda que hay varios motivos para que se interese tan halagüeñamente en tus ideas. Ante todo, su deseo de ser imparcial y no tomar una decisión que pueda ser impopular o injusta. Otra razón para que se sienta forzado a reunir todos los pros y los contras de un problema es que, si no tiene acceso a todos los hechos disponibles se siente incapaz de hacer una valoración prudente. El jefe Libra típico que intenta decidir si debe aceptar o no un importante convenio hará una democrática encuesta entre su mujer, el ascensorista, su secretaria, la mujer de la limpieza y el encargado de relaciones publicas, y obtendrá resultados bastante exóticos. Cuando está cansada, a la mujer de la limpieza le resulta difícil dar una opinión lógica sobre la forma en que la separación propuesta podrá afectar a los accionistas sin derecho a voto. Es posible que necesite un tiempo para pensarlo (y tampoco puede pensar bien cuando le duelen los pies). El ascensorista puede tener un problema para entender los costos que implica la proyectada fusión de dos grandes empresas. Para empezar, unos honorarios de cuarenta mil dólares para los abogados pueden parecerle una exageración. Una vez le pagó a su abogado cuarenta dólares para que le asesorara en un asunto legal, y se sintió estafado. En cuanto a ese vicepresidente que sigue cobrando su sueldo mientras está internado en un sanatorio con un colapso nervioso, que no se lo cuenten a la secretaria. Después de todo, hace años que ella está a punto de sufrir un colapso, sin que nadie le haya tenido nunca tanta consideración. La mujer de la limpieza se decide por fin. Ni hablar de separación de acciones; esa palabra le inspira desconfianza. Si fue cuando su hombre se separó cuando ella tuvo que ponerse a fregar pisos para mantener a los siete críos. “Haz lo que te parezca mejor, cariño”, le dice su mujer, pero da a entender claramente que en su fuero íntimo piensa que la respuesta tendría que ser negativa porque a ella no le gusta la esposa de uno de los principales accionistas. El encargado de relaciones publicas es hombre de una sola opinión: “ ¡Al diablo con esos rufianes! ¡Adelante a toda máquina!” es su consejo para cualquier problema. Finalmente, el consenso se completa. Armado con tan experto análisis, el patrón Libra conseguirá todavía llegar a una decisión más lógica y sensata de lo que decidirían nueve de cada diez hombres. Sorprendente, pero de alguna manera lo hace. Podría haber aun otra razón para que Libra busque tantos puntos de vista cuando tiene que decidir algo. Tal vez sea uno de esos raros nativos que se las arreglan para echar la culpa de un posible error sobre los hombros de algún otro. Cuando las cosas se malogren, siempre podrá desentenderse y decir: “Bueno, si la propuesta se rechazó no fue porque yo lo quisiera así. A la mujer de la limpieza no le parecía una buena operación”. Sin embargo, un jefe Libra que haya conseguido armonizar y unir su mente y sus emociones puede ser un autentico pozo de sabiduría. Y por lo que yo se, es posible que tu estés trabajando con uno de ellos. Abundan muchísimo, y son unos jefes maravillosos cuando uno tiene un problema. Son capaces de aparecer con una solución que a nadie mas se le podría haber ocurrido, a fuerza de tener todo en consideración, y de ofrecerte una salida a la vez ingeniosa y honrada. Lo mas posible es que las paredes del despacho de tu jefe Libra no estén desnudas, aunque tal vez la chica que sonríe desde su calendario si lo esté. Normalmente, las paredes estarán cubiertas de cuadros, trofeos y excelentes reproducciones, dispuestas en forma equilibrada, y los archivos libres de polvo. Puedes apostar a que en algún lugar tendrá una radio o un tocadiscos para poder refugiarse en melodiosos sonidos cuando las cosas se pongan discordantes y el sienta los nervios peligrosamente alterados por la confusión de la rutina diaria. En su despacho rara vez habrá colores chillones. Nada de verdes exóticos ni de color mandarina, que constituyen una auténtica agresión para el ojo. Sin embargo, puede haber algún leve toque de motivos orientales. Algunos nativos de este signo parecen inclinarse un tanto en esa dirección, tal vez debido a la forma, tranquila y serena de vivir, legendaria del Lejano Oriente, o a la pacífica armonía de la filosofía oriental. Tal vez él no llegue a tener flores sobre el escritorio, pero si tu jefe Libra es “ella”, probablemente si. Entre las mujeres ejecutivas, son mas las nacidas bajo Libra que bajo cualquier otro signo, aunque Aries, Capricornio, Leo y Cáncer la siguen de cerca. Si es mujer, tu jefe Libra tendrá casi seguramente una gran planta de maceta en su despacho, además de un gran espejo. También en torno de ella habrá música. Es posible que no sea tan morosa como los hombres de su signo; como para una mujer es más difícil acceder a un puesto de mando, se habrá visto obligada a dominar su indecisión, porque de otro modo no habría llegado a lo alto del poste totémico. Como su contraparte masculina, la jefe Libra procurará ser imparcial. Prestará atención a los conflictos de la oficina, procurando ver con igual claridad ambos aspectos. Es posible que la encuentres escondida detrás de la puerta, equilibrando su balanza de oro, cuando la decisión sea importante, pero hay un terreno en el cual no tardará mucho en decidirse: el amor. O ha llegado a la conclusión de que el matrimonio no es para ella, o tiene continuamente los ojos un poco ausentes, perdida en su último romance. Es rara la mujer Libra, ejecutiva o no, que pueda vivir sin ese condimento en su vida. Por más experta que sea en ocultar sus actividades después de las cinco de la tarde, puedo asegurarte que no pasa las noches jugando al solitario. Tal vez un lunes lluvioso se enrosque en un sillón a leer un buen libro, pero la mayoría de los fines de semana se la podrá ver recorriendo la ciudad envuelta en romántica bruma. No es que la bruma le vaya a durar mucho, sin embargo. La cortante lógica de su mente no dejará que el sentimiento la ciegue por completo. Varones o mujeres, son pocos los Libra que dejan que el corazón domine sobre la cabeza. Tienen la cabeza demasiado dura y -demasiado lucida- para someterse sin defensa a los tenues rayos de Venus... y esta es otra de las incongruencias de Libra. Es probable que sea innegablemente bonita y hasta hermosa. Y si no, te lo parecerá cuando la sonrisa de Venus flote sobre sus rasgos comunes. Su encantadora disposición social le permitirá ganarse a los clientes, pero si ya hace algún tiempo que trabajas con ella, te habrás dado cuenta de que esa dulzura llena de gracia oculta una mente a la que nada se le escapa. Tendrá sus días malos, y es posible que se contradiga hasta el punto de dejarte a ti en el aire alguna que otra vez. En cuanto a disciplina, es un poco más exigente que el varón Libra. Si cometes un error, cosa que ella sabrá instintivamente, será clarísima la advertencia de que no quiere verlo multiplicado en equivocaciones cotidianas. Su voz, suave, puede ser ligeramente ronca, pero bien modulada y tal vez un poco lenta; rara vez la levantará. (Si tiene ascendente Aries, Géminis o Sagitario, es posible que la atmósfera se electrice un poco cuando ella echa chispas.) Una ejecutiva Libra suele dar la impresión de que debería figurar en la lista de las diez mujeres mejor vestidas, e incluso es posible que así sea. Las empleadas se morderán las unas de envidia al ver su guardarropa, sus pieles, joyas y perfumes. Los varones reaccionarán como puedes imaginarte: hasta el último. Salvo los Leones, Escorpiones, Toros, Cabras y Carneros, que tienen la sensación de que trabajar para una mujer es como cumplir una condena en la cárcel. Los demás sucumbirán sin asomo de lucha al encanto de sus hoyuelos. Cuando sientas la tentación de tratarla como a una de las chicas, no te tomes demasiadas libertades. Aunque parezca que su actitud cordial anima a las confidencias, no es mujer que suela tolerar habladurías en los ratos de ocio, y las suprimirá de raíz. No fue por mala lengua por lo que llegó ella al lugar que ocupa. Para todos los nativos de Libra, una confidencia es algo sagrado. Es posible que algunos de ellos charlen mucho, y a todos les encanta discutir, pero no son chismosos. Hay una clara diferencia. Sea hombre o mujer, un jefe Libra tenderá a dedicar largas horas placenteras al almuerzo. Y si no lo hace, procura inducirle a ello, porque cuando Libra está cansado o con hambre no es el de siempre. Todos los ejecutivos de Venus estarían mejor si reconocieran su necesidad de descanso periódico y durmieran una horita de siesta cada día. Entre todos los empleados podríais comprarle un hermoso sofá para el despacho, si queréis que vuestro jefe Libra no se desequilibre. Aunque necesita esas siestas, es posible que se sienta culpable de ellas. El día que llegue al trabajo con expresión decaída y los ojos enrojecidos, con grandes bolsas grises debajo, mejor es no acercársele. Salvo que tenga un ascendente decididamente independiente, es probable que crea en los sindicatos. Todo lo que sea justo le parece bien. Su sentido de la justicia hace de el un mediador natural en las disputas. Respecto del dinero, rara vez el punto de vista de Libra es neutral. Será el más avaro de los jefes de la ciudad, o el más generoso, y a veces se turnará: será un tacaño en diciembre y un Santa Claus en julio. Pero en cualquier momento tendrá una actitud definida. Sus propinas pueden ser una moneda o de cinco dólares. Es probable que en presencia de mujeres sea el espíritu de la galantería, y muy hombre entre hombres. Una manera segura de ganarse su antipatía: mostrarse chillón, vulgar y con prejuicios. Recuerda que la armonía es su elemento. Créala siempre que puedas, no la alteres ni la destruyas nunca, y el querrá tenerte a su alrededor, aunque no sepa exactamente por que. Es posible que en ocasiones te moleste su indecisión, que se pierda en dilaciones y que sus sueños necesiten algún que otro empujoncito. Pero también tiene esa sonrisa, y esta el respeto que te inspira su serena inteligencia, y su disposición a hacer algunas concesiones. Aunque no quiera dejarse ganar por ti, tampoco espera que seas su esclavo. No es agresivo ni regañón, y jamás traicionará tu confianza. Cuando lo sumes todo, verás que la balanza se inclina a su favor. Su naturaleza le lleva a la fusión. Tu jefe Libra necesita realmente de tu cooperación para ser una persona completa, y un hombre que te necesita puede hacer pie firme en tu lealtad, y hasta en tu corazón. ¿No lo sientes acaso?

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