jueves, 15 de marzo de 2018

El niño Géminis

El niño Géminis - ¿Quieres andar un poco mas deprisa? - dijo un romero a un caracol-, que una marsopa nos sigue de cerca y ya está pisándome la cola. Si la cigüeña acaba de dejar en tu casa un bebé Géminis, engrasa bien tus patines de ruedas y sácate las telarañas de los sesos. Durante los próximos quince o veinte años tendrás que ser rápido y estar alerta, y más vale que empieces ahora, mientras tu flamante bolita de mercurio está todavía inmovilizada en su cuna. No tardará mucho en aprender a andar y a hablar. Si no te preparas para volar junto con él, es posible que se te escape de entre los dedos como una burbuja de aire. ¿Has intentado alguna vez sujetar una burbuja de aire? Las cifras de la Oficina del Censo de Estados Unidos demuestran que durante el período de Géminis, los Gemelos, se producen muchos mas nacimientos múltiples que en cualquier otra época del año, de modo que tu regalo de junio pueden haber sido mellizos, o mas. ¿Dices que no? No estés tan seguro. Es posible que entre las manos y pies no alcances a contar más de veinte deditos, y en la mayoría de los casos el resultado es un bebé, pero no necesariamente, cuando el niñito es Géminis. Es posible que tengas que cambiar un poco tu concepto de las matemáticas. Ya sabrás a que me refiero tan pronto como empiece a gatear, y te pasará una docena de veces por día. Tu jurarías que acababas de verle metiendo la mano dentro de la batidora eléctrica, en la despensa. Pero, ¿cómo podría ser? Si ahí está, en el porche de delante de la casa, comiéndose angelicalmente las petunias. ¿Cómo puede estar en dos lugares al mismo tiempo? Recuerda que tu vástago está regido por Mercurio. Es aquel dios griego a quien se ve representado en los libros, con alas en los pies y un brillante casco plateado. A modo de casco, pon una cacerola en la cabeza de tu bebé Géminis, y usa la imaginación para ver las alas que brotan de esos tobillos rosados y regordetes. ¿Ves ahora cómo se parecen? Personalmente, jamás me han parecido bien esos adminículos que parecen arneses que compran las mamás para sujetar a los niños que hacen pinitos cuando salen con ellos a comprar. Siempre me dan la impresión de mujeres que estuvieran paseando el perro. Sin embargo, a la madre de un niño Géminis le insistiría en que se compre dos o tres, para más seguridad. Tal vez lo primero que se te ocurra es que, si tu bebé va a ser tan activo, un buen parque es imprescindible. Entiendo tu razonamiento, y hasta simpatizo con él, pero no estoy tan segura de que los parques y los niños Géminis armonicen. Estar confinado en un espacio reducido puede ser una crueldad para un pequeño Géminis, cuya naturaleza le impulsa a buscar, a explorar, a aprender. Peor todavía que las restricciones físicas es el aburrimiento mental de verse reducido a un recinto rectangular de plástico azul y rosado, mientras toda la emoción del mundo que se puede ver y disfrutar se queda fuera. Los períodos en el parque deben ser breves. Demasiada restricción y obstrucción de la libertad pueden provocar en Géminis una depresión emocional nada fácil de superar. Recuerda que Géminis es un signo de aire, y que el aire debe moverse. Cuando tengas que mantenerlo encerrado, asegúrate de que tenga juguetes muy diversos y muchos libros de brillantes colores para mirar. Claro que una vez que se sienta aburrido no permanecerá mucho tiempo allí. Mercurio rige las cuerdas vocales, y cuando tu pequeño Géminis decida desplegar esos talentos, te parecerá increíble que tanto ruido pueda salir de una sola boquita. Apuesto a que le sacarás sin demora del parque, a no ser que tengas vecinos muy comprensivos, y un poco duros de oído. Es frecuente que los niños Géminis pongan nerviosa a la gente mayor, que es más plácida, con sus rápidos movimientos de pájaro. Los mayores siempre están diciendo al pequeño Géminis que deje de molestar, o que tenga paciencia y haga una sola cosa a la vez. Pero para estos niños, hacer dos cosas a la vez es lo natural. Lo que para la gente pesada o reposada es molestar, para Mercurio no es más que su estado normal de actividad. Es un error hacerle sentir que sería mejor recibido si intentara imitar a otras personas mas lentas y menos vivaces. Tal vez, por su propio bien, haya que enseñarle a disminuir un poco la velocidad, pero es imposible cambiar su naturaleza básica sin frustrar sus inclinaciones naturales. Debemos tratar de recordar que el activo pequeño Géminis que molesta a sus mayores, mas introvertidos, lo mismo que el silencioso y lento niño Capricornio que irrita a sus padres mas agresivos no hace otra cosa que ser él mismo. Bastante difícil es ser uno mismo, sin que nadie trate de imponerle a uno un cambio de personalidad. Ama a tu hijo Géminis tal como es: una personita amistosa, despierta, inquisitiva y precoz. A una libélula no puedes convertirla en caracol, ni a un caracol en libélula. Tampoco el leopardo puede borrarse las manchas, y cabe agregar que si alguien se empeñara en quitárselas, podría terminar siendo un leopardo desdichado y neurótico. Claro que tú no estás criando leopardos. Lo que estás criando es un niño, despierto, interesante, entusiasta. Pero la analogía conserva su valor. Deja tranquilas esas manchas de dualidad que encuentras en tu Géminis. Algún día te enorgullecerás de algún edificio que proyectó y de algún premio literario que ganó, y cuando ponga un manifiesto de duplicidad de talentos, te preguntaras asombrada por que querías reducirle a un único molde. Si anda saltando es porque esta practicando la rapidez de reflejos con que nació. Es posible que su mente de libélula os confunda, pero recordad que Géminis corre en pos de mil fantasías, decidiendo cual ha de destacar y con cual ha de quedarse. Por lo general, los maestros se darán cuenta en seguida de que estos niños -y niñas- no tienen problemas para aprender a leer. Géminis es poco menos que el inventor de las palabras. Son niños a quienes no les molestará que les pidan que reciten, y es posible que, mientras el resto de la clase suspira, ellos sonrían cuando se asigna un tema. Para ellos es un placer comunicarse con otros y compartir sus conocimientos, ya sea verbalmente o por escrito. Muchos muestran inclinación por la mecánica y son ambidiestros. No es raro encontrar un niño Géminis que escribe con la mano izquierda y dibuja con la derecha. Es posible que se muerda las uñas, pero normalmente es de dedos delgados y flexibles, y le resulta fácil hacer trucos de prestidigitación y tocar instrumentos musicales. Su habilidad puede hacer de él un excelente cirujano, dentista o relojero. Las manos de Géminis son sensibles, expresivas y hábiles. Tiene por lo general una notable capacidad para la imitación, y su agudo sentido del ingenio y de la crítica se muestra desde muy temprano. En casa o en la escuela, el niño Géminis vive en un mundo de ficción y de realidad que constantemente se entremezclan, donde la verdad se presenta con frecuencia como fantasía y la fantasía se disfraza de verdad. Es posible que de la impresión de exagerar y hasta de mentir pero, simplemente, no puede dejar de poner unas notas de color cuando relata un incidente, y es frecuente que él mismo se convenza de que sucedió de esa manera. En esos momentos hay que tratarle con suavidad, porque lo que hace en realidad es ensanchar y ejercitar su vívida imaginación. Más que hacerle sentir culpable por tener tanta imaginación se le debe aconsejar que diga siempre la verdad y que el cuento lo narre por escrito. Una vez haya aprendido esta técnica, será capaz de ver la diferencia entre sueños y hechos, en vez de quedarse perdido en algún rincón entre los dos mundos. Las criaturas Géminis a quienes no se les permite expresarse y comunicarse con naturalidad pueden, a manera de autodefensa, retirarse a un mundo parcial de ilusión. Es buena idea hacerles aprender idiomas desde pequeños, ya que probablemente los aprenderán sin esfuerzo. Como los niños Sagitario, al Géminis le vendrá bien su capacidad lingüística, porque conversará mucho y viajará mucho. El niño Géminis que afirma que puede hacer los deberes al mismo tiempo que escucha la radio te dice probablemente la verdad. Si sus notas le dan la razón, ¿por qué no dejarlo? Géminis jamás se satisface con una sola actividad a la vez. Es como si tuvieran que vivir dos vidas en el tiempo que les ha sido asignado, de modo que tienen que absorber todo lo que pueden, y con la máxima rapidez posible. Los principales peligros son la falta de paciencia y la escasa disposición a persistir en el esfuerzo hasta aprender verdaderamente algo. Son niños en quienes hay que combatir la tendencia a dejar que la rapidez del intelecto y la volubilidad del ingenio los paseen por la superficie del conocimiento, sin profundizar. A los niños Géminis puede resultarles difícil ser puntuales, porque a cualquier parte que vayan siempre se encontrarán con algo nuevo. Es posible que también les sea difícil escuchar sin interrumpir, porque captan instantáneamente la idea y no les interesa oír los detalles. A veces el mercuriano tiende a repetirse, pero no permitirá que los demás lo hagan y eso, naturalmente, puede irritar a la gente. En el aula, una mosca, un trozo de papel de colores o un hilo de humo que se ve por la ventana pueden distraerle. Ganar su atención nunca es fácil, pero cuando lo hayas conseguido encontrarás recompensa en la decidida curiosidad de Géminis, y te sentirás halagado por su interés. En la adolescencia, los varones Géminis vivirán prácticamente pegados al teléfono, saldrán con una persona diferente cada semana, cambiarán cien veces de idea respecto de su futura carrera, conducirán el coche un poco demasiado rápido, meterán mano en el motor y te arreglarán la lavadora. Las chicas serán populares, y tan pronto se las verá en un diluvio de lágrimas como con una radiante sonrisa. Son chicos que te harán vivir con el alma en un hilo, pero te mantendrán joven. Cuando tu hijo Géminis crezca por fin, mucha gente te comentara con desaprobación que “está metido en demasiadas cosas a la vez”. Y tú te reirás, y es posible que ellos se sientan molestos por ello. Pero es que estarás acordándote de un día de primavera, cuando él tenía siete años. Había metido los dedos en un pastel de chocolate, en la crema de afeitar del padre, en la pecera, en el tarro de basura, en una olla de sopa caliente y en un enchufe. Tú ya estabas furiosa. Después, al oscurecer, mientras le mirabas andar por el césped cazando luciérnagas, suspiraste, preguntándote en voz alta: “¿Por qué no descansa un momento? ¿Por qué se mete en todo? ¿Qué demonios está buscando?”. Él te oyó, y se inquietó. Jamás te olvidarás de la expresión de sus brillantes ojos claros al contestarte: Oye, mami... No se. Pero no te preocupes, que ya lo encontraré. lblblblblblblblb —

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