sábado, 14 de abril de 2018

La relación CÁNCER- VIRGO

CÁNCER Agua - Cardinal Negativo Regido por ¡a Luna Símbolo: el Cangrejo Fuerzas nocturnas - Femenino VIRGO Tierra - Mutable - Negativo Regido por Mercurio (también por el planeta Vulcano) Símbolo: la Virgen Fuerzas nocturnas - Femenino La relación CÁNCER- VIRGO Encontraron la chalupa, y volvieron en ella... Cuando sus voces se extinguieron, cayó un frío silencio sobre la laguna, sucedido por un débil grito. «¡Socorro, socorro!» Dos pequeñas figuras golpeaban contra la roca. Tal vez os preguntéis qué puede hacerle el Cangrejo a la (o el) Virgen... excepto chasquear una que otra vez las pinzas, o quizá contemplar la posibilidad de cogerle con fuerza el tentador dedo gordo desnudo del pie. Así como podéis preguntaros qué puede hacerle la (o el) Virgen al Cangrejo, como no sea huir velozmente de él, o tal vez decidirse a llevarlo a casa como animal doméstico. Al principio, es difícil imaginar que un Cangrejo y una o un Virgen tengan algo en común, pero al fin y al cabo se dice que todas las personas técnicamente vírgenes son un poco duras de caparazón (frustradas, o lo que sea) y que los auténticos cangrejos tienen una cierta timidez que uno asocia normalmente con las vírgenes de carne y hueso, lo que nos aproxima un poco a la posibilidad de asociarlos entre sí. Uno de ellos es una criatura nocturna del mar. El otro también tiende hacia las fuerzas nocturnas de la noche, aunque no especialmente hacia el elemento agua... a menos que contemos los estanques mansos y silenciosos donde las Vírgenes astrológicas contemplan el reflejo de sus imágenes de Narciso, a veces un poco onduladas pero, en general, nítidamente definidas. Sin embargo, la Tierra contiene Agua o, cuando ésta le falta, se seca y resquebraja. Es indiscutible que la asociación con el signo de Agua de Cáncer enriquece mucho el carácter y la personalidad del hombre, la mujer o el niño Virgo, de Tierra. La mayoría de los Virgo se sienten mucho más felices cuando están a solas consigo mismos que cuando deben adaptar sus formas de vida más o menos medidas y estructuradas con bastante precisión a las de otros seres humano chapuceros, extraños, tontos e impulsivos, lo cual los pone nerviosos y los hace sentir incómodos. De alguna manera, por lo menos al principio, los Vírgenes no experimentan este tipo de incomodidad cuando tratan con los Cangrejos. El elemento Agua de Cáncer apacigua a Virgo. La afabilidad y los modales sosegados de Cáncer hacen a menudo que Virgo se sienta como si estuviera flotando en un lago sereno, estirando la mano de vez en cuando, como en sueños, para arrancar uno de los lirios más bellos, o para provocar jovialmente a un cardumen pasajero de sirenas y criaturas acuáticas. Frecuentemente los o las Vírgenes se sienten más libres y relajados en compañía de un Cangrejo, tienen menos miedo de que los restrinjan, los manejen autoritariamente, los posean... o los eclipsen hasta el punto de hacerlos desaparecer. (Pobres Vírgenes incautos.) Además, es fácil que Virgo se sienta hechizado por el maravilloso humor del Pájaro Loco de Cáncer, que no es demasiado estridente ni histriónico, ni excesivamente sofisticado, ni tampoco excesivamente vulgar, sino que tiene la dosis justa de captación del ridículo como para permitir que los Virgo, dotados de un exquisito sentido de la crítica y la sátira, aporten algunas observaciones divertidas de su propia cosecha. ¿No es maravilloso? Estos dos se han embarcado en su chalupa verde y se han lanzado a navegar juntos por el río de la felicidad, como el Búho y el Gatito del cuento, con la única diferencia de que son un Cangrejo y una Virgen. Pero no importa, porque el único fin de la navegación a la luz de la Luna en una chalupa verde es la armonía, cualquiera que sea la identidad astrológica o de otro tipo de los ocupantes. Podéis estar seguros 64 de que llevarán un poco de miel (y pasteles de miel) para que mordisquee Cáncer, una pequeña guitarra para que Virgo la rasguee mientras el Cangrejo entona estribillos jocosos acompañados por tristes melodías de antaño, y seguramente MUCHO DINERO, porque los Cáncer consideran que una considerable reserva de «pasta» — ya sea «envuelta en un billete de cinco libras», o bien atada dentro de un bolso de papel, o guardada dentro de una caja de caudales con combinación, o sepultada en un banco o en un montículo de arena en los fondos de la casa — es un elemento indispensable en la vida, con una ligera prioridad sobre el aire para respirar pero no necesariamente sobre las provisiones para comer y beber. Estas últimas corren parejas con el dinero, disputándose el interés de los Cangrejos típicos durante toda la vida. En tercer lugar, a corta distancia, los siguen los bebés y niños de diversas edades y tallas. Al Virgo de la embarcación verde no le molestará la música empalagosa. Pero es probable que refunfuñe y se queje de que los frascos y los pasteles de miel que Cáncer llevará consigo en cualquier viaje que estos dos se arriesguen a emprender juntos, ocupan demasiado espacio y no lo dejan para el equipaje de Virgo, compuesto por ungüento Vicks, digestivos, jarabes y antiácidos, para no mencionar sus vitaminas y gérmenes de trigo. Es posible que también riñan con una pizca de mal humor cuando Virgo rezongue que los pasteles de miel no son una panacea tan vital como el polen puro de abeja, pues este último sirve para todo, ya se trate de prevenir las caries o la calvicie, de ganar o perder peso (ambas cosas), o de conservarse en buen estado, en general y en todo sentido. Por tanto, es posible que el Cangrejo deba dejar atrás unas cuantas docenas de pasteles de miel, para que en la chalupa quede suficiente espacio donde almacenar el polen puro de Virgo, «importado» de las zumbantes colmenas Wyeth de New England, o de Wilton, en Connecticut, donde las colonias de abejas regocijadas y prósperas de Edward Weiss bordonean alegremente por Whipstick Road. La mayoría de los fanáticos Virgo del polen puro conocen a Wyeth y Weiss porque, cuando se trata de asuntos tan serios, los Virgo son más que un poco remilgados, e incluso francamente obsesivos respecto del lugar donde obtienen el P. P. para su P. S. (Perfecta Salud). Exigen lo mejor. Tal vez sean tacaños en otros contextos, pero no cuando está en juego su propio bienestar. Si por casualidad se enfermaran, no podrían ir a trabajar, y se castigarían a sí mismos por este comportamiento inexcusable con una fuerte multa y seis meses de reclusión solitaria. La mayoría de los Virgo alimentan un sentimiento de responsabilidad respecto de sus trabajos que casi raya en la manía (aunque los Cangrejos suelen catalogar este fetichismo como una virtud resplandeciente). Sin embargo, como ya hemos notado, a Virgo no le molestará rasguear la guitarra al compás dé los serenos solos de Cáncer bajo la Luna llena. Virgo tampoco se opondrá, no obstante la posibilidad de que estallen altercados esporádicos por la competencia entre los pasteles de miel y el polen, a que el Cangrejo lleve una «suma considerable de dinero» a cualquier lugar hacia donde se dirijan conjuntamente. En verdad, es muy posible que el o la Virgen lleve a su vez unas cuantas alfoijas con el mismo contenido, porque Cáncer y Virgo experimentan un temor casi idéntico a la ruina económica, al espectro de la pobreza. Es difícil determinar cuál de los dos valora más el dinero. Mejor dicho, cuál de los dos valora más la seguridad de que nunca le faltará. Juntos, Virgo y Cáncer generan una poderosa vibración terapéutica. Cuando estos dos unen sus auras, sus manos y sus corazones en cualquier tipo de empresa conjunta, tienen el remedio mágico para muchas de las dolencias mentales, emocionales y físicas que aquejan a todos los terráqueos. Excepto para las suyas propias. Solos, ellos dos tienden a cavilar hasta sumirse en una grave depresión o en una enfermedad crónica. Juntos, pueden ser muy útiles en la medida en que previenen y curan, el uno en el otro, estos abatimientos emocionales y mentales, así como sus respectivos y variados malestares y dolores y otras afecciones. Esta es una configuración de signos solares 3-11 marcadamente propicia, que permite que el o la Virgen y el o la Cangrejo, aunque parezcan graciosos y extravagantes a los demás, se sientan perfectamente bien y espontáneos entre ellos, mientras caminan a lo largo de la playa o por el bosque nimbo a la casa de la abuela (la abuela de Virgo, y después se detendrán a conversar con la mamá de Cáncer). La imagen simbólica es un poco risueña. Imaginad al Cangrejo, un poco bamboleante (todos los Cangrejos marchan con un débil bamboleo), que se desplaza primero hacia el costado, luego hacia atrás, y después, jubilosamente, hacia adelante, sembrando chistes a su paso como si fueran bayas. Imaginad entonces a la esbelta (generalmente) y recatada Virgen, vestida con una indumentaria ligera y poco ostentosa, de ojos claros, garbosa y ágil, tarareando una bella melodía... mientras abajo, el Cangrejo se apresura para no quedarse atrás, hace muecas, traza dibujos estrafalarios en la arena... y sujeta caprichosamente el tobillo o la pierna de la Virgen cuando ésta marcha demasiado deprisa y el Cangrejo está exhausto, y desea descansar un rato. Cuando la Luna menguante mueve al hombre o la mujer Cáncer a llorar sobre los recuerdos obsesionantes del pasado, o sobre los tétricos temores del futuro, la tierna Virgen (ya sea varón o mujer) se 65 mostrará dulcemente comprensiva y reconfortante. Probablemente Virgo tendrá a mano un pañuelo bello y pulcro que tenderá al lacrimoso amigo, pariente, socio, amante o consorte lunar... que lo aceptará, entre sollozos, con conmovedora gratitud. Estos dos signos solares son trabajadores notablemente fiables y leales. A menos que sus Soles natales estén en muy mala posición, o que existan otras configuraciones: planetarias negativas en sus horóscopos, Cáncer y Virgo se toman muy en serio sus deberes y obligaciones. Ambos son más propensos a disfrutar del trabajo que a interpretarlo como una carga. A Virgo le gusta trabajar porque una tarea correctamente realizada es, para la Virgen, su propia recompensa. A Cáncer le gusta trabajar porque así consigue los medios para acumular una cuantiosa cuenta de ahorros que lo protegerá de catástrofes potenciales tan tremendas como inundaciones, incendios, terremotos, erupciones volcánicas, tomados, huracanes, guerras, asedios, la peste bubónica, el colapso de la Bolsa, los atracadores, los violadores (la idea de la violación pone nerviosos incluso a los Cangrejos varones), el vandalismo, el socialismo, el comunismo y la hambruna. Virgo tampoco se descuida en materia de ahorros. Si hay algo que Virgo aborrece implacablemente en el mundo, esto es la idea de que posiblemente dependerá de los demás en alguna etapa posterior de su existencia. He aquí la razón por la cual la maternal (o paternal) Cáncer proyecta silenciosamente una imagen que al Virgo típico le resulta reconfortante. El Virgen se siente de alguna manera seguro ante la presencia protectora de los Cangrejos, que se muestran tan solícitos respecto del bienestar de Virgo, tan sinceramente considerados y afectuosos. Asimismo, los Cangrejos se sienten muy cómodos cuando flotan en el plácido sosiego de Virgo, verdadero refugio respecto de las bulliciosas calles exteriores, pobladas de gente y de exigencias. Virgo es muy espabilado, sagaz e ingenioso, agradablemente convencional, sabe preparar una cesta perfecta para el picnic, nunca olvida la sal ni las servilletas, y siempre se acuerda de agregar una pequeña sorpresa, como las uvas heladas y el queso Brie. El principal obstáculo de tensión creciente que el Cangrejo y el o la Virgen deben sortear en el trayecto hacia la fresca laguna del bosque fragante, aparece sugerido en la penúltima oración del tercer párrafo de este capítulo. Yo esperaba que se quedara allí, sepultado en la arena, pero quiere hacerse recordar, y ahora nos susurra que al primer manotazo del espíritu posesivo y la restricción. Virgo se marchita como la lechuga de ayer olvidada fuera de la nevera. Los Cangrejos no pueden separar el espíritu posesivo de la consideración tierna y afectuosa y de la preocupación cordial. Los Cáncer se encierran en sí mismos y ni siquiera te dirán cuándo contemplaron por última vez la Luna llena y se transformaron en rana... y sin embargo les extraen los secretos a los demás como si fueran sacacorchos humanos. Virgo no es una lata y no le gusta que lo abran por la fuerza, y cuando se siente restringido o sonsacado mediante apremios se convierte en una amiga de preocupación ambulante. Es posible que al cabo de un tiempo el hombre o la mujer Virgo interprete los modales solícitos y la actitud protectora del Cangrejo como una cárcel posesiva... y que pida cortésmente (al principio) la libertad condicional. Esta es una señal de que el Cáncer deberá desplazarse por un tiempo hacia un costado, e incluso hacia atrás, y deberá dejar que Virgo se adelante bailando, con la sensación de que es libre y de que se ciñe a la imagen del individuo solitario durante una imaginaria eternidad que durará unas pocas semanas o meses. Finalmente, Virgo volverá a rezongar afablemente a la persona lunar, edulcorando sus críticas con amabilidades, en razón de lo cual el Cangrejo reaccionará coléricamente. Virgo derramará una lágrima diminuta y perfecta, Cáncer llorará copiosamente, y dirá «Lo siento». Entonces Virgo se disculpará por la debilidad de haber sido tan sensible. Cáncer estimula la imaginación de Virgo, hace bullir la mente de Virgo hasta convertirla en una masa cremosa de promesas que tal vez se cumplirán... y Virgo le hace sentir a Cáncer que el Cangrejo no quedará abandonado en la playa, preterido, muriendo de hambre y languideciendo víctima de la soledad. El terrenal Virgo sabe y entiende, y cuidará que la amistad se conserve pulida, sin herrumbrarse por negligencia. A estos dos les unen líricamente las vibraciones de la configuración de signos solares 3-11, y tienen la garantía kármica de que les bastará un mínimo esfuerzo para recuperar cordialmente su armonía. La mayoría de las relaciones 3-11 vuelven a aflorar curiosamente aun después de haber desaparecido, para reanudarse cuando uno menos lo espera. 66 Mujer CÁNCER Hombre VIRGO — ¿Por qué chillas? — respondió Peter — . ¿Por qué no dejas que el nido flote a la deriva como de costumbre? — Te... quiero... a... ti... — respondió el pájaro, y lo repitió todo de nuevo. Una fuerte compenetración emocional entre Virgo y Cáncer consta de muchos estratos, y es una experiencia con múltiples dimensiones. Exploraremos una, a modo de prueba No es ficticia, sino muy real. Para proteger a los inocentes (porque ambos protagonistas del drama son en verdad inocentes y ajenos a la intención consciente de lastimarse el uno al otro), cambiaremos los nombres, la geografía y todo lo que se le parezca, y sólo conservaremos el hilo de verdad que podría unir a esta doncella lunar y a su hombre Virgo, por un lado, con usted y su propia chica Cangrejo, o con usted y su propio amante Virgo, por otro. La verdad es mucho más extraña que la ficción, porque la vida casi siempre gana la carrera contra las imaginaciones limitadas del hombre y la mujer. El nombre supuesto del hombre Virgo es Gerald. El nombre de la chica lunar es alegóricamente Hope, o sea, Esperanza, en inglés. Se conocieron y vivieron su primer milagro en algún lugar de Illinois, donde se enamoraron hace más de doce años. Son padres de cinco encantadores varones y niñas, que ambos adoran. Aún no se han casado. Quién sabe por qué, no pueden vivir juntos, ni separados. Durante meses poblados de empatia y compenetración, avanzan cogidos del brazo por el hechizado sendero kármico del Kismet 3-11. Entonces empiezan los anhelos de Gerald, los suspiros de Hope... llegan a esta triste y conocida bifurcación del camino y toman direcciones distintas. Se despiden con un ademán triste antes de llegar al último recodo brusco, y continúan marchando solos. El tiempo sigue transcurriendo, pero el destino perdura. Tarde o temprano, surge el recuerdo de la risa lírica de ella, de su sopa de setas y de sus colchas confeccionadas con retazos de cálido afecto. La soledad de él llega a su punto crítico en el preciso instante en que ella eleva el habitual deseo a la Luna nueva, y entonces él aparece en el umbral. Arrebujan a los niños bajo las mantas del júbilo de su reencuentro, se aíslan del mundo de los padres de ella, hostiles, ceñudos (pero siempre doloridos), y forman nuevamente una familia. Hasta que llega la hora de que él vuelva a partir, dejando atrás, como siempre, una parte de su ser... que se materializará nueve meses más tarde en otra prueba viviente de la necesidad recíproca que los une. Cinco veces. Cinco ángeles que los guiarán por ese sendero recordado, onírico, a través del bosque de los malentendidos. La próxima vez serán seis, el número de Venus. Podría ser distinto. Quizá Venus planea derrotar a la Luna inconstante de Cáncer y el Mercurio inquieto de Virgo. Así es como viven a veces estos dos amantes. Sobre todo si el hombre Virgo es uno de aquellos que temen que un compromiso profundo le haga perder su propia identidad (ésta es una preocupación común y persistente entre los Vírgenes tanto técnicos como astrológicos). Sobre todo si la mujer Cáncer es una de aquellas que eligen el camino de la menor resistencia: la maternidad y la espera... confiando en que la magia de la Luna nueva urdirá un hechizo de recuerdo magnético para atraer de nuevo al hombre Virgo inquieto que no tiene la fuerza suficiente para quedarse, pero que tampoco es capaz de zafarse de la atracción del encanto luminoso de ella... una y otra vez. Normalmente, algunas doncellas lunares piensan que los hijos o el dinero pueden mitigar cualquier golpe del destino, anestesiar cualquier dolor. Por supuesto, hay otros tipos de Cangrejos y Vírgenes. Hay un tipo de hombre Virgo que se adapta fácilmente a la necesidad de acomodar a la convivencia sus fobias de soltero, de acomodar el ritmo de su carrera al de alguna otra persona. Coteja su pérdida de intimidad con las ventajas de la compañía, y se queda, conformándose con reivindicar períodos ocasionales de aislamiento para meditar, para deambular solo, para refrescar sus objetivos específicos. Así como los curas y los monjes deben practicar «retiros», así también todos los hombres Virgo sienten que su propia naturaleza les exige retirarse y meditar a solas de cuando en cuando, para luego volver de su reclusión revitalizados y renovadamente tiernos. De nuevo en condiciones de creer una vez más, inocentemente, en el mañana. La chica Cáncer que comprende esta necesidad del hombre Virgo amado, tendrá la precaución de pisar suavemente mientras él sueña, y de encontrar su propio reñigio bajo un pino que tal vez esperó alrededor de un siglo la llegada de un amigo que se sentara a su lado, compartiendo una comunión silenciosa pero elocuente. Los árboles saben mucho. Escuchan comprensivamente y son bondadosos. Si los árboles pudieran andar, nunca cogerían un cuchillo cruel para tallar dolorosamente sus nombres, dentro de un corazón, sobre los brazos o las espaldas de los enamorados. Los árboles son portentosos maestros de la misericordia. Si la doncella lunar encuentra su propio sueño de una noche de verano por el cual deambular en aquellas 67 oportunidades en que su hombre Virgo se pierde dentro de sí mismo para cavilar o planear o curar su mente atormentada... él se quedará. Así podrán entablar una perfecta armonía, y su relación nunca será sacudida por la percusión violenta del «Adiós», «Vuelve», «¿Qué fue lo que dije o hice?», «No te vayas», «¿Puedo ir a casa?», «Perdóname», «Por favor no vuelvas a hacerme daño.» Se trata de que floten apaciblemente a merced del flujo y reflujo de las mareas que se desarrollan entre ellos, sin tratar de hacer surf sobre olas demasiado altas y peligrosas. También existen aquellas chicas Cangrejo que tienen clara conciencia del carisma cardinal de Cáncer, aquellas mujeres regidas por la Luna que refuerzan pacientemente los ángulos débiles o desgastados de la trama de su relación, consagrándose a una carrera. Entonces las ambiciones de ella se convierten en los colores vividos, y un amorío o matrimonio que no fue forjado precisamente en el cielo, pero que fue concebido suficientemente cerca de las estrellas como para titilar de vez en cuando, se transforma en el trasfondo de su vida, urdido como un cañamazo de color pastel. Esto da resultado. Robustece su amor. Todas las mañanas se separan y ella sigue su nimbo tenaz, mientras él silba alegremente, manipulando motores, practicando yoga, reescribiendo el diccionario, dibujando mapas o quizá haciendo malabarismos con esos elementos de forma exótica que se llaman números y que producen resultados misteriosos, ya sea que uno los separe con guiones y puntos en talonarios de cheques, o en mediciones, planos o gráficos. Se convierten en una especie de desconocidos afectuosos que se enamoran todos los fines de semana. Esto satisface el deseo de cambio que experimenta ella y la necesidad de estar a solas para conservar la amistad consigo mismo (la persona en quien más confía) que experimenta él. Y les permite amarse. Cuando están enamorados en un sentido físico, el hombre Virgo y su mujer Cáncer se fusionan sosegadamente en una unión profunda y absorbente, con la misma naturalidad con que lo hacen la tierra y el agua en la Naturaleza. Cuando la influencia cambiante de la Luna sobre las emociones de ella es beneficiosa, y cuando él exhibe su personalidad normal y serena, el acto amoroso es para ambos una consumación pacífica del deseo. Pero cuando a ella la ataca su locura lunar, cuando sus fluctuaciones lunares declinan, convirtiéndola en un ser malhumorado y caprichoso, puede ahogar las intenciones afecñiosas de él con una conducta y unas exigencias emocionales exageradas. Así como él puede lastimar la delicadeza de la pasión de la dama lunar cuando las preocupaciones del día lo han irritado y no puede relajar su mente ni su cuerpo. La ofuscación es un sentimiento contagioso, y se lo pueden transmitir el uno al otro, sin darse cuenta. Es posible que entonces ella se recluya hoscamente en su corazón y se niegue a reconocer que su actitud implica un rechazo del deseo inseguro de él, y que él la culpe de reaccionar fríamente ante sus propios escarceos fríos. Es entonces cuando resultaría muy útil el talento analítico de Virgo, y cuando prestaría una gran ayuda el don de la percepción lunar. Sin embargo, desgraciadamente, es posible que estos trances de frustración sexual coincidan con los períodos en que ambos omiten recurrir a sus mejores cualidades para elucidar la ruptura de la comunicación entre ellos. El hombre Virgo y su doncella lunar pueden pasearse bajo el Sol y la lluvia, y recuperarse casi siempre de los cambios estacionales que experimenta su amor. Pueden confeccionar juntos tarjetas de San Valentín, pueden moldear bizcochos con la forma de lunas en cuarto creciente, pueden proponerse recíprocamente anagramas y charadas... porque a él le encanta meditar sobre las palabras... y a ella le encanta fingir que es más de una mujer, que se desliza por sus cambios de humor como una sirena rutilante, que oculta su auténtica personalidad de madreperla en los silencios de medianoche y en el fulgor de la risa de mediodía. Si su búsqueda conjunta es suficientemente fervorosa, estos dos pueden encontrar, juntos, praderas íntegras pobladas de mansa camaradería... quizás incluso podrán soñar una visión en el campo del profeta de Ardat... porque la suya es una vibración 3-11 en sextil. En astrología, el sextil es una oportunidad, y sobre estos amantes siempre lloverán todas las que necesiten para reparar sólidamente las averías y grietas ocasionales de su relación, como si cayera constantemente alrededor de ellos una ligera nevada de estrellitas. El sextil mismo está representado por un símbolo en forma de estrellita... Cuando la chica Cangrejo se pone de mal humor, su Virgo se pone crítico y cáustico, y entonces deberán escapar al bosque, acostarse juntos y darse un baño de Luna, que es diferente de un baño de Sol. Cuando tomáis un baño de Sol, podéis quemaros, poneros rojos y sentir ardores. Cuando tomáis un baño de Luna, y sobre todo cuando la Luna está creciendo, casi llena, asumís un pálido tono dorado, azulado e iridiscente, como un ala de mariposa. Entonces, naturalmente, podéis volar. Hay algo más que Virgo aprende lenta pero seguramente de su doncella lunar y pájaro loco. Mirar directamente al Sol puede cegarte. Pero mirar directamente la Luna delante de Cáncer es descansado, y a veces produce el milagro de permitir que el Tercer Ojo vea cosas que el misterio de la medianoche oculta a la luz del Sol. Después de tomar un baño de Luna juntos, pueden embarcarse en una chalupa y navegar nimbo a las ruinas de Babilonia. ¿Quién sabe qué descubrirán? Como escribió el profeta Esdras en los Apócrifos: El 68 ángel Uriel vino a mí y dijo: «Entra en un campo de flores, donde no haya casa edificada, y come sólo las flores del campo, y no pruebes carne, ni bebas vino, pero come sólo flores... y entonces yo vendré y te hablaré...», así que entré en el campo llamado ARDAT. Hombre CÁNCER Mujer VIRGO Entonces le pareció extraño que estuviera indudablemente en la laguna con alguna intención definida, porque luchaba con la marea, y a veces triunfaba, y cuando triunfó, Peter, que siempre compadecía al más débil, no pudo dejar de aplaudir. Era una hoja de papel muy gallarda. No era realmente una hoja de papel. Era el ave Nunca, que hacía desesperados esfuerzos por llegar hasta Peter. Casi los odia. Realmente los odia. Son crueles e insensibles. Los astronautas y la NASA. Todo el programa espacial estremeció al Cangrejo. Pero nunca habló de esto con nadie. Alimentó en secreto esta sensación de vacío, sobre todo porque no sabía muy bien cómo podría explicar a personas que nunca lo entenderían por qué se sentía tan misteriosamente perdido y solitario después del primer descenso en la Luna, con su confianza en sí mismo sofocada en los abismos de un desencanto indefinible. La segunda vez fue aún peor. Lloraba. Cuando estaba a solas, cuando nadie podía verlo. Llevó su carga silenciosa durante meses y años, sin poder compartirla, porque no había nadie con quien pudiera contar, nadie capaz de suministrarle la inmensa compasión que necesitaba. Hasta que apareció ella — la Virgen — y se enamoraron. Gradualmente, él se fue convenciendo de que ella no se burlaría de su secreto si lo compartían. Tal vez incluso podría ayudarlo a librarse de sus temores, tal vez podría revelarle que sus pesadillas sobre la NASA tendrán un final feliz previamente insospechado. Al fin y al cabo, pensó, es tan plácida y serena, como si ella misma fuese un secreto. Es tan asombrosamente inteligente... por tratarse de una mujer. (Los Cangrejos varones tienen algo más que una pizca de machismo, y será inútil esperar que la pierdan por completo hasta que la imagen de «madre» haya experimentado una metamorfosis total, para lo que es posible que se necesite más de unas veintenas de años.) Además de ser tan inteligente, reflexionó él, es tierna y dulce, reconfortantemente comprensiva, excepto en esas pocas oportunidades en que él notó que se comportaba como... bueno... un poco como una arpía. Ligeramente malhumorada y crítica. Distante y altanera. Pero resolvió pasar por alto esos escasos trances. ¿Acaso él mismo no tiene un humor cambiante? ¿Quién puede entender mejor que él que una persona no siempre quiere decir lo que dice, cuando está abatida? Así que junta su coraje y lo vierte todo en sus exquisitos oídos. Su triste y aterrador secretó. Le confiesa su pánico, tiembla y tirita, espera consuelo. ¡ALBRICIAS! ¡Ella sí lo compadece! ¡Ella sí lo comprende! No se ríe de él. Más aún, ¡tiene una respuesta! Y una respuesta muy lógica, sensata y práctica, además, sorprendentemente entrelazada con un asomo de la verdad esotérica... y mística. Se siente abrumado por el placer y el deleite puros. Ha procedido correctamente al confesárselo. Lo que sucedía, veréis, es que durante un tiempo él había estado alterado y preocupado por los descensos en la Luna, por un motivo muy racional. El es un Cáncer, regido por la Luna. A lo largo de los siglos, la mitología y los antiguos, los escribas y los profetas y los poetas, para no hablar de los astrólogos y los metafísicos, siempre han descrito a la Luna como la Señora de los Misterios (el mayor de los cuales consistía en elucidar qué hacía allí el presunto Hombre de la Luna), que urdía hechizos, poseía toda la magia de Merlín, y era la personificación misma de lo magnético y lo hipnótico. Cada vez que la veía henchirse hasta la plenitud, y menguar luego, hasta convertirse en la Luna nueva y en una rodaja de limón, que lo convocaba con una promesa tentadora, se sentía lleno de temor reverencial y de anhelos íntimos. Cuando era niño acosñimbraba a impetrar deseos a la Luna nueva. Entonces aparecieron la pérfida NASA y esos malditos astronautas entrometidos, resueltos a sacudir sus sueños, a exhibir groseramente el rostro y el cuerpo desnudos de su hermosa regente lunar. Las revistas se llenaron de profanaciones fotográficas de su Señora de la Belleza. Ahí estaba, patéticamente vulnerable, acribillarla de cráteres, cubierta de arena lúgubre y rocas monótonas, sin un resplandor ni un centelleo visible en ninguna parte. Nada de magia. Nada de misterio. Sólo frías masas de polvo, kilómetros de una nada uniforme. Esto desquiciaba su fe en sí mismo, en una forma que él no atinaba a analizar. 69 Su mujer Virgo lo escuchó en silencio, hasta que terminó, sin interrumpirlo como podrían haberlo hecho otras. Entonces la miró de soslayo para comprobar si eso le hacía gracia. No. Lo entendía perfectamente. Sus ojos claros reflejaban una clara comprensión de sus sentimientos, un interés inconfundiblemente genuino. Le dijo que era muy lógico que un Cáncer se indignara al ver que mancillaban tan grosera e inesperadamente la imagen de su propia regente, con descripciones tan mundanas y prosaicas. Era natural, agregó, que la gente se identificara vehementemente con sus planetas y luminarias regentes y personales. Señaló que tal vez un hombre Aries experimentaría la misma pérdida de confianza en sí mismo si lo obligaban a escuchar la noticia de que unos astronautas habían descendido en Marte (regente de Aries) y habían informado, al regresar, que la ígnea estrella roja estaba poblada de hileras de tiendas de golosinas, medusas trémulas y árboles de caramelos de gelatina. ¿MARTE? ¡El gran guerrero, valeroso y arrojado! ¡El intrépido! ¿MEDUSAS Y CARAMELOS DE GELATINA? (El Soltó una risita, y se sintió mucho mejor.) Entonces ella le confió que Mercurio no era más que su regente adoptivo y mencionó sus propios sentimientos secretos acerca de su verdadero regente, Vulcano, que no tardaría en ser descubierto. Le explicó cómo escudriñaba el cielo, a veces, y se preguntaba... Ella le dijo categóricamente que a su juicio las historias que se cuentan acerca de la magia y el misterio de la Luna son veraces. El terreno que pisaron los astronautas no era la realidad. ¿Acaso las rocas y los cráteres modifican el poder místico de la Luna — que aún desconcierta a los científicos — en virtud del cual ésta hace fluir y refluir las mareas e influye magnéticamente sobre toda clase de elementos de la Tierra? No, no lo modifican. ¿Y qué decir de la Tierra? Quien mirara este planeta desde el espacio, argumentó ella, imaginaría que se trata de una estrella razonablemente centelleante y excitante. Pero cuando uno se posaba realmente sobre la superficie de la Tierra y veía todos los quioscos de salchichas, el smog, la contaminación, los televisores, la codicia, la crueldad, la guerra, los traficantes, los pobres y los hambrientos, los crímenes y la droga y los borrachos y las rosquillas y los insecticidas y las carteleras — toda esa bazofia chocante — , ¿no era lógico que también quedara desilusionado? (El asintió vehementemente, esperando que ella le contara el final feliz.) La Luna refleja el Sol, añadió ella. Es reflectora. No se parece a ninguna otra «estrella» o planeta del cielo, y es única en el sistema solar. Sigue siendo extraña y mística, y posee exactamente los mismos poderes que antes. La NASA no ha explicado el indiscutible control de la Luna sobre el movimiento de toda el agua de la Tierra y de toda la vida marina, ni su sincronización con dicho movimiento. Incluso la apertura y el cierre de las ostras se ajusta con precisión a las fases de la Luna. La auténtica verdad de la Luna, manifestó ella, no reside en su superficie, donde se la podría descubrir a simple vista. La auténtica verdad sólo puede ser vista con el Tercer Ojo y el corazón, combinados... observando que la Luna es la causa absoluta de determinados efectos. Y quizá la verdad íntegra será descubierta más tarde. Después ella le preguntó si alguna vez había pensado que quizá la Tierra, que parece ser una feria demencia' poblada de ruido y absurdos, tiene un extraño poder en sí misma, que nunca hemos adivinado... para cambiar el destino de galaxias enteras. Finalmente, terminó citando el axioma favorito de su tía abuela Hester. «Cree sólo la mitad de lo que ves — sentenciaba la tía Hester — . Y nada de lo que oyes.» Al día siguiente, prometió la Virgen, le daría un ejemplar de El principito, de St. Exupéry, que le aclararía todo. (La mayoría de los Virgo han leído El principito. y son aficionados a su texto. Todo lo que encierra un diminutivo los atrae irresistiblemente.) Casi siempre, la mujer Virgo se las apaña de alguna manera para conseguir que el chico Cangrejo se sienta protegido, abrigado y seguro. Como si todo estuviera crujiente y en orden y se comportara como debe comportarse en el mundo, y girara dentro de la órbita de él. Esta era la sensación que experimentaba en su infancia. Cuando su madre le decía que se tranquilizara, que todo marchaba bien. Sus pesadillas eran necias e irreales. Habría un nuevo amanecer y el mundo seguiría girando. Se desayunaría con cereales y traerían el periódico, como siempre. La mujer Virgo consigue que se sienta cómodo y reconfortado, como si fuera su viejo batín, de bolsillos flexibles y fláccidos, que colgaba junto a la cama cual un fiel amigo. Intuye que ella es una mujer fiable, íntegra y con sentido del deber. En esto se parece a él. A menos que la conozca en una época en que Vulcano la tironea para que se ponga cabeza abajo y corra durante un tiempo en círculos vertiginosos, para hacer variar la escena, arrojando la cautela a un rincón, que es donde debe arrumbarse la cautela excesiva. Es posible que entonces él tenga motivos para estar nervioso, de vez en cuando. Pero la Virgen típica colocada en la situación normal, cuando ama realmente a su manso Cangrejo, raramente hará algo que pueda herirlo o alarmarlo de veras. Es reconfortantemente previsible (excepto durante esos raros experimentos de Vulcano). Ella deseará que él sea igualmente previsible. Con sus rocas, sus cráteres y todo lo demás, la Luna continúa gobernando los humores cambiantes de este hombre, su risa, sus lágrimas, sus depresiones, sus euforias, sus enfurruñamientos, sus chistes, su compasión, su dulzura, su extravagancia y su simple 70 testarudez. Igualmente, con su espíritu práctico y su sentido común, la chica Virgo está en condiciones de lidiar bastante bien con la fiebre trashumante del hombre Cáncer, con sus períodos de misantropía que él no puede explicar, con los temores que lo vuelven circunstancialmente tacaño, con la tierna consideración por los demás que lo vuelve repentinamente generoso. A ella no la molesta su naturaleza cautelosa, porque la suya también lo es. Compartirá asimismo la aversión de él por la prodigalidad y el despilfarro, su sentido de la responsabilidad, y su delicioso disfrute de la vida doméstica. Es muy probable que ella cocine, después de descubrir que él asocia la buena comida con la seguridad emocional, pero quizás esto no la haga muy feliz. (A menos que ella misma tenga su signo lugar o ascendente en Cáncer.) Algunas de sus reyertas pueden ser producto del espíritu posesivo de él, típico del Cangrejo. Es posible que frunza el ceño si ella quiere trabajar o tener una carrera, a menos que su escritorio esté junto al de él, o que se asocien en una actividad comercial. El es cardinal y ella es mutable, de modo que ella aceptará de buen grado la tendencia de él a querer dictar la mayoría de las reglas y a marchar un poco más adelante... siempre que no exagere. El es un líder (aunque secretamente) y ella es una comunicadora. Por tanto, ella no experimenta la abrumadora necesidad de reclamar una independencia ostentosa, pero tampoco permitirá que sofoquen su libertad personal. El podrá darle órdenes, galantemente, y con anticuado encanto (tal como se las da a otros, hombres o mujeres), y ella no se sentirá agraviada ni armará un escándalo. Sin embargo, sólo obedecerá las sugerencias que le plazcan. Si no le placen, se lo dirá francamente, y hará a continuación lo que se le antoja. Cortésmente (como él), pero con la mayor determinación. Desde el punto de vista sexual, estos dos forman una buena pareja. Con la pacífica afinidad de los signos de Tierra y Agua, se fusionan en sus respectivos brazos, corazones y cuerpos, con mucha nañiralidad. Es posible que a otros les parezca que la mujer Virgo proyecta un aire de pasividad. Pero el gran sentimentalismo y la sensibilidad del hombre Cáncer le permiten descubrir en ella reservas latentes de pasión. A menudo él consigue hacerla florecer con su propia forma especial de sentimiento, que es puro y delicado, como el cristal, y que carece de la pesadez de la emotividad exagerada. Es posible que ella se sorprenda entonces, al descubrir en sí misma una sensibilidad profunda que nunca imaginó tener. Es posible que la naturaleza básica de esta mujer sea fría y reservada (especialmente con los desconocidos), pero cuando Vulcano la estimula interiormente, es capaz de satisfacer con creces la gran necesidad de sensualidad y afecto en el acto amoroso que experimenta él hombre lunar. Ella responderá instintivamente a la ternura y la dulzura que son componentes inseparables de todo hombre Cáncer. Ambos abordan la pasión con respeto por sus implicaciones y su potencial más profundos. La unión sexual es algo que ninguno de ellos interpreta normalmente como un acto informal o frívolo (a menos que tengan planetas muy mal situados en sus horóscopos individuales). No obstante su vulnerabilidad y su sentimentalismo emocional (que él oculta como un experto bajo su duro caparazón exterior), el Cangrejo posee una inteligencia equilibrada, vigilante. Es un negociante sagaz, y un excelente estratega en lo que concierne a todas las formas de relación humana. Ella demostrará claramente que admira todas estas cualidades. La Virgen no puede amar a un hombre que no ha conquistado su respeto, y el Cangrejo probablemente lo conquistará desde el principio. Sin embargo, si él fuera uno de esos Cáncer inseguros que «cultivan» sus temores infundados entregándose a las drogas, el alcohol, las fantasías o la pereza, ella se fastidiará mucho, y no tardará en hacer sentir su disgusto mediante pequeños detalles inconfundibles. Como los rezongos. Rezongos amables, pero rezongos, al fin y al cabo.. Minúsculos recordatorios. Ligeros fruncimientos de ceño. Enfurruñamientos. La resignación propia de una mártir. O sencillamente se largará cuando él menos lo espere para iniciar una nueva vida a solas, casi sin un atisbo de emoción, una vez que haya resuelto partir. (Las Virgo no creen que el exceso de emoción sea sensato o práctico.) Dada la extrema sensibilidad de él a los agravios, y dada la propensión natural de ella a criticar, esta relación conlleva peligros intrínsecos. Pero ninguno insuperable: basta reconocerlos a tiempo, y eludirlos. El tiene la sensibilidad suficientemente aguzada como para percibirlos. Ella es suficientemente analítica como para detectarlos. De modo que si dejan que la situación se les escape de las manos, realmente no tienen excusa. Los ojos de ella (como los de todos los Virgo y Géminis, gracias al don plateado de Mercurio) son notablemente claros, e irradian inteligencia. Sus rasgos son delicados y virginales, por alguna razón imposible de definir. Excepto cuando su frente está velada por los problemas o surcada por amigas de preocupación, su expresión es dulcemente plácida. Y por tanto... cuándo yace en brazos de él, bañada por la Luna, el Cangrejo puede imaginar, por un momento, que es su perdida Dama de los Misterios, la nebulosa diosa lunar de sus sueños obsesivos. Una vez que se siente a salvo con un hombre, la chica Virgo se transforma en una sinfonía de frágil feminidad. Al fin y al cabo, nació bajo un signo solar femenino, regido en secreto por Vulcano, potentemente 71 femenino. La crepitante autonomía de ella y su vago aire de altanería enmascaran su dulzura, pero ésta existe... y espera que la devoción paciente y perseverante del hombre Cáncer la reviva y la haga cantar. Aunque la Virgen y el Cangrejo se separen, la fuerte atracción kármica de su vibración 3-11 casi siempre los guiará hasta que sus senderos vuelvan a cruzarse inesperadamente, en una instancia definitiva de amistad y clemencia.

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